Pedro Sánchez se compromete con la estabilidad económica de España

El mercado nunca ha estado verdaderamente preocupado con la situación política española reciente. Las turbulencias que hemos observado en los[…]

El mercado nunca ha estado verdaderamente preocupado con la situación política española reciente. Las turbulencias que hemos observado en los últimos días en la renta fija y en la renta variable las ha ocasionado Italia, sus fuerzas euroescépticas y que se haya comenzado a cotizar el riesgo de la puesta en cuestión de la integridad del euro porque Italia pudiera tener un plan para autoexcluirse de la Unión Monetaria. 

Pese a todo, desde Moncloa se han lanzado advertencias apuntando al perjuicio que la moción de censura podría ocasionar a la economía, a la Bolsa y a la deuda españolas. El Gobierno del Partido Popular ha llegado a atribuir la ampliación de la prima de riesgo y la caída del Ibex-35 al anuncio de la operación preparada por los socialistas y capitaneada por Pedro Sánchez, sin que la evidencia empírica respalde ese diagnóstico. Ni la evidencia, ni las opiniones de los analistas. Por ejemplo, Paul Brain, jefe de renta fija en Newton, parte de BNY Mellon, comentaba esta mañana: "En España vemos poco riesgo anti-UE, pero nos preocupa que la situación política genere incertidumbre, que llegue a un callejón sin salida con falta de Gobierno. Algunas veces los mercados lo pueden ver hasta bien (los presupuestos no se cambian), por lo que no esperamos una mayor ampliación de la prima de riesgo española (asumiendo que Italia no se deteriora mucho más)". Por lo tanto, Italia va a ser quien siga marcando los designios de los mercados y ni siquiera un vacío de poder, o la parálisis que puede conllevar que Sánchez gobierne con 85 escaños suyos y necesite otros tantos para ir sacando adelante medidas, cotizaría mal en el mercado, se interpreta de las palabras de Brain.

Pedro Sánchez, consciente de la fuerza del mensaje de temor económico lanzado por el Gobierno de Mariano Rajoy (que la recuperación económica llegue a descarrilar, que las condiciones de financiación de España se deterioren, que vuelva a subir el paro...), se ha cubierto las espaldas. En primer lugar, se ha comprometido a mantener los presupuestos ya aprobados en el Congreso, lo que asegura su definitivo respaldo en el Senado, elimina el ruido que supondría la negociación de unos nuevos, para los que habría muy poco tiempo, y también evita la prórroga de los anteriores. También, con ello, lógicamente, persigue conseguir el apoyo del PNV, que tan bien salía parado en las cuentas, y que ya ha logrado. Y busca, por último, retratar a Ciudadanos: ¿Cómo este partido puede decir 'no' a un nuevo gobierno que mantendría los presupuestos, la ley más importante de cada legislatura, que él mismo respaldó?

Bien es verdad que mantener los presupuestos de este año coarta, y mucho, la política económica que pueda desarrollar el previsible nuevo Gobierno de Pedro Sánchez: su legislatura parte con una camisa de fuerza en forma de ingresos y gastos ya predeterminados, con lo que no es muy creíble el argumento que ha utilizado Rajoy esta mañana de que Sánchez, en cuanto ocupe el Gobierno, comenzará a repartir dádivas para ganarse el apoyo electoral para la próxima cita con los comicios, cuya fecha está aún por determinar. 

Aunque, sí, es posible que Sánchez debería empezar ya, como ha prometido, a esforzarse en la negociación de los presupuestos del año que viene, si es que, como parece, quiere una legislatura larga y no elecciones más o menos inmediatas. También tendría que comenzar a marcar ya prioridades en materia fiscal, o poner sobre la mesa las que dice defender, tales como tratar de aumentar los ingresos del Estado, algo en lo que el equipo económico socialista ha venido haciendo hincapié en los últimos meses, y elevar el gasto social en políticas hasta ahora abandonadas, como familia e infancia. 

Pero no satisfecho con comunicar que gobernará con los presupuestos ya aprobados en el Congreso, Pedro Sánchez ha enviado un mensaje a Bruselas y a los mercados: ha ratificado su compromiso con Europa, con el cumplimiento del objetivo de déficit y la Ley de Estabilidad Presupuestaria. 

Al margen de los presupuestos, Pedro Sánchez tiene mucha capacidad de maniobra para sacar adelante algunas de las propuestas que ha enumerado: lógicamente, la reforma de la Ley Mordaza; pero también alcanzar o buscar al menos un pacto de rentas, es decir, aliarse con los sindicatos y trabajar por subidas salariales, por la retirada o modificación de las últimas reformas laborales o incluso por algún tipo de renta mínima o garantizada; además de cerrar la brecha salarial de género haciendo efectiva la Ley de Igualdad; y reabrir el Pacto de Toledo y buscar la sostenibilidad permanente de unas pensiones suficientes, más allá del parche que a última hora estableció el Gobierno de Rajoy para poder revalorizar las pensiones. 

En todo caso se da una circunstancia inédita en la historia del parlamentarismo español reciente: nunca antes la izquierda a la izquierda del PSOE ha tenido tanta fuerza, es decir, tantos diputados, de lo que cabe deducir que nos podemos encontrar con medidas audaces. 

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Será interesante ver qué nombres ocupan los ministerios de Hacienda, de Economía y de Trabajo. Ello, por sí solo, lanzará mensajes políticos muy tempranos también respecto a por dónde quiere llevar la legislatura, sea ésta más o menos larga.

Por último, otro de los compromisos de Sánchez es por el diálogo con todas las comunidades autónomas y por restablecer los puentes con el nuevo Govern de Quim Torra. Quizás una distensión en este conflicto reduzca la leve prima con que cotizan los activos españoles por el riesgo secesionista catalán.

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