La política le da un nuevo impulso a la Bolsa de Japón

El país del sol naciente se asegura con el resultado de las elecciones del pasado 22 de octubre contar con políticas fiscales y monetarias expansivas, lo que ha sido bien acogido por las acciones niponas, que se encuentran en máximos desde principios de los años noventa.

El pasado 28 de septiembre el primer ministro japonés Shinzo Abe convocaba elecciones anticipadas para el 22 de octubre y las ganó. El día 2 de octubre el índice Nikkei arrancaba una secuencia de al menos 16 jornadas consecutivas de avances, la más larga de la historia, superando al anterior récord de catorce sesiones seguidas de subidas que logró sumar a partir del 21 de diciembre de 1960. El último tirón alcista registrado por la bolsa japonesa ha durado la precampaña electoral, la campaña y se ha prolongado después, al conocerse el resultado. Con la revalorización del 17 por ciento del índice nipón en lo que llevamos de 2017, éste se encuentra en máximos desde principios de los años noventa. 

¿En qué medida ha podido contribuir el resultado electoral, o las previsiones de que fuera el que ha sido, en la buena marcha de la bolsa de Japón? Nathan Gibbs, gestor de fondos de renta variable japonesa en Schroders, proporciona un poco de contexto: «El resultado de las elecciones japonesas está muy cerca de la media de las encuestas de opinión publicadas en las dos últimas semanas. Aunque el número de escaños que suman el LDP (el partido de Abe) y Komeito (su socio, de centro-derecha, budista) será marginalmente menor del que tenían antes, la coalición mantendrá su importante mayoría de dos tercios. Dada la incertidumbre existente a principios de octubre, ello debería verse como un éxito significativo para el señor Abe y ahora esperaríamos que sea elegido como líder del LDP el próximo año y después permanezca como primer ministro más allá de las Olimpiadas de 2020, si lo desea». Además, como plantea Gibbs, el resultado electoral reduce la incertidumbre alrededor de la posición del gobernador del Banco de Japón, Kuroda, cuyo mandato acaba en abril de 2018. Probablemente, será revalidado en el cargo. Con ello, lo que espera a Japón en términos económicos es una continuación de las actuales políticas monetaria y fiscal, que dan soporte al mercado de acciones japonés. Así, anticipa la posibilidad de un ligero aumento del gasto fiscal para compensar el incremento del impuesto al consumo que se prevé para octubre de 2019. 

En este sentido, Dan Carter, gestor del fondo Jupiter Japan Select SICAV, comenta que Abe tiene margen para cambiar de opinión y no subir el IVA si es que la situación económica del país desaconseja ese endurecimiento fiscal. A ello ayuda, además, el hecho de que el primer ministro no parece muy obsesionado con la estabilidad fiscal, tal y como demuestra el suplemento presupuestario planeado para después de su reelección. Esto último debería seguir dando soporte al sector de la construcción en general y en particular a aquellas empresas especialmente ligadas a la obra pública. 

Pero Abe, además de para conseguir respaldo popular a sus medidas económicas, convocó elecciones anticipadas para poder reforzar la política de defensa contra la amenaza que supone Corea del Norte. Así, su mayoría de dos tercios en la Cámara le hará posible realizar un cambio constitucional para hacer posible su objetivo. 

Junichi Inoue, responsable de renta variable japonesa para Janus Henderson, comenta que el resultado electoral es una buena noticia para las acciones japonesas. «El impacto inmediato será una reducción de la prima de riesgo sobre la política económica, lo que emergió como una preocupación clave durante el verano», afirma Inoue.

Política monetaria

El experto de Janus Henderson continúa: «El mercado interpretará la victoria como una continuación del acuerdo entre el Gobierno y el Banco de Japón. La política de este último es muy probable que continúe siendo acomodaticia. Esto es particularmente importante dado que implica menos riesgo de que se produzca una indeseada apreciación del yen».

Precisamente, según Nicolas Price, de Fidelity, si bien el resultado electoral, de acuerdo con lo previsto, no debería tener mucho impacto en el mercado, las implicaciones que tiene en el banco central en forma de probable reelección de Kuroda al frente el próximo mes de abril, son muy positivas para el mercado y para mantener a la moneda débil. 

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Dan Carter coincide en que el hecho de que la posición del banco central nipón esté más asegurada lleva consigo que la probabilidad de un yen mucho más fuerte parece haberse disipado. En el caso de que la divisa japonesa se debilite, continúa Carter, ello debería ser especialmente positivo para el sector automovilístico y para el bancario. Así pues, las posiciones más importantes en su fondo de estos dos sectores son Toyota y Sumitomo Mitsui Financial Group. 

Además, Inoue también observa, más allá de la política, buenos síntomas de la economía nipona: «Creemos que la economía ha entrado en una fase de crecimiento autónomo. La tasa de paro está en mínimos históricos y hay más de un trabajo por cada buscador de empleo. Los ingresos de los hogares y el consumo han estado creciendo». 

Desde el lado corporativo, también percibe buenas noticias: el crecimiento de la producción industrial, el incremento de la inversión y los beneficios empresariales en niveles récord, no sólo en las grandes compañías, sino también en las pequeñas. 

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Con todo ello, David Latto, gestor del fondo Uni-Global - Equities Japan, comenta que si bien sigue habiendo riesgos (los mismos que para el conjunto de los mercados, como la potencial desaceleración de China o el clima político de Estados Unidos), el conjunto del mercado de acciones japonés continúa siendo una oportunidad de compra. «A pesar de algunos escándalos relevantes que han afectado a compañías tan grandes como Nissan o Kobe Stell, creemos que la capacidad de generación de resultados de las firmas japonesas sigue siendo elevada y continuamos sobreponderados en los sectores domésticos, dado que percibimos que están particularmente bien situados para beneficiarse de la continuación de la agenda económica de Abe», explica David Latto. 

Apuesta doméstica

La apuesta de Latto por los sectores más domésticos se debe a que su aproximación a la renta variable japonesa es defensiva. Las compañías más ligadas a la economía interna tienen potencial al tiempo que protegen en momentos de movimientos a la baja. Esta idea, en la práctica, implica una exposición más baja a sectores como el financiero y posiciones más importantes en software y tecnología. Y todo ello, para evitar tener exposición a movimientos que puedan producirse en la divisa. 

Incluso Luke Bartholomew, estratega de inversiones en Aberdeen Standard Investments, más escéptico respecto a las consecuencias económicas de la victoria de Abe, es positivo sobre su impacto en el mercado. Así, por un lado afirma: «Lo que es decepcionante es que Abe seguramente no esté interesado en emplear el capital político que ha obtenido con esta victoria electoral para reformar la economía. La denominada tercera flecha de 'Abenomics' ha sido bastante decepcionante porque Abe ha elegido no asumir el dogma y los intereses creados frenan a la economía japonesa. Esto no va a cambiar. La deflación es el mayor enemigo de Abe y se demostrará mucho más formidable que este resultado electoral. Abe probablemente utilizará este sólido resultado para impulsar sus prioridades de reforma constitucional y de política exterior, especialmente dado el reciente envalentonamiento de Corea del Norte». Pero, por otro lado, añade: «Dicho esto, a los mercados les gustan los líderes sólidos con grandes mandatos, por lo que probablemente reciban de muy buen agrado el resultado». 

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También positivo se muestra Nathan Gibbs: «En lo que llevamos de 2017, hemos sentido que las mejoras en la situación económica junto al robusto crecimiento de los beneficios no se han reflejado en su totalidad en la bolsa japonesa. Despejada la incógnita de las elecciones, los inversores podrían concentrarse ahora más en el atractivo relativo que presentan las acciones niponas. La campaña de presentación de resultados que está justo comenzando ahora podría ser un importante catalizador en este proceso». 

¿En qué partes del mercado nipón ve oportunidades Gibbs? Por el momento, en la mayoría de sus áreas encuentran todavía ideas de singular atractivo. «Aunque sectores específicos, como el de salud, se encuentran justamente valorados en términos generales, la gran mayoría de los sectores aún están infravalorados en comparación con sus comparables a nivel mundial», comenta el experto de Schroders. Pero precisa que en un entorno de fortalecimiento de los resultados corporativos en Japón, lo mejor es exponerse a las áreas más sensibles a la evolución económica, como la industria automatizada y los fabricantes de componentes. Además, tal y como han apuntado otros expertos, también tienen interés los sectores más ligados a la economía doméstica y, entre ellos, menciona los servicios, incluyendo los distribuidores especializados, que pueden beneficiarse de la tendencia hacia la reflación, que también puede jugarse, en su opinión, con los sectores bancario e inmobiliario.

¿Pequeñas o grandes empresas?

El inversor, como hace Junichi Inoue, también puede plantearse si es mejor invertir en las grandes o en las pequeñas empresas. Y reflexiona, refiriéndose al Topix: «Creemos que el mercado japonés está finalmente rompiendo al alza desde el rango en el que ha estado durante casi dos décadas. Este año, las pequeñas compañías y los nombres temáticos han liderado el índice. A partir de ahora, con la mejora de los fundamentales y la visibilidad política, creemos que el índice debería beneficiarse de una rotación hacia las grandes compañías con buenas valoraciones». 

Algunas firmas han elevado recientemente su objetivo para el Nikkei para final de año: Nomura, hasta los 21.800 desde los 21.000 puntos, asumiendo una mejora de los resultados. Y ve al indicador entre los 22.000 y los 23.700 puntos a lo largo del año que viene y cerrando 2018 en los 22.800 puntos. Otra firma menos conocida, Nikko Asset, cree que si el yen no se debilita mucho, existe una buena probabilidad de ver los 30.000 puntos del Nikkei en dos años, debido al atractivo que le ven los inversores internacionales al índice Nikkei. Ello supone una revalorización cercana al 40 por ciento desde los niveles inmediatamente posteriores a los de la victoria de Abe. 

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