Estado de excepción en los mercados

Bien conocida es la frase de Keynes que dice que los mercados pueden mantener su ataque más allá de lo[…]

Bien conocida es la frase de Keynes que dice que los mercados pueden mantener su ataque más allá de lo que uno puede mantener su solvencia. Por lo tanto, si se empeñan los especuladores, o los inversores, o los grandes bancos de inversión, que son, al fin y al cabo, los que tienen poder de fijar precios, pueden llevar a la prima de riesgo de la deuda española e italiana al borde del colapso. ¿O lo están ya? ¿Son estos 300 puntos básicos el nivel que hace prever una inminente intervención?

Algunos, como el ex ministro Jordi Sevilla en su twitter, explican los últimos ataques a la zona euro de la siguiente manera: "Los Gobiernos (Ecofin) piden a los bancos que asuman su parte de errores (pérdidas) en los préstamos a Grecia y ellos reaccionan desestabilizando al euro. ¿2 2?". Es posible.

Los especuladores no tienen conciencia. Pero los políticos europeos no parecen no tener cerebro. El anuncio de la convocatoria de una reunión urgente del Eurogrupo por parte de Herman Van Rompuy para ayer mismo se ha demostrado contraproducente porque ha puesto mucho más de relieve la incapacidad de la eurozona para resolver sus problemas. La declaración del presidente del Eurogrupo Jean-Claude Juncker, y del comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, no ha servido para tranquilizar a los mercados. Tras ocho horas de reunión, las palabras sobre el segundo rescate a Grecia, que en principio sería mucho más flexible y llegaría a comprar hasta bonos, no dejan de ser eso, sino buenas palabras para otra patada hacia delante. Y de Italia ni siquiera se habló.

Si los mandatarios europeos no son capaces de frenar la sangría, si no son capaces de recuperar la confianza de los inversores, que ya ven a la zona euro como el lugar más peligroso para comprar bonos, ¿qué podemos hacer? ¿Llegará la prima de riesgo al "punto de no retorno", esa expresión que ya se ha convertido en un lugar común en la prensa? A diferencia de lo que sucede en la democracia, en la que se puede decretar un estado de emergencia y suspender las garantías de los ciudadanos, el sistema capitalista no tiene previsto estas medidas y las Bolsas y el mercado de bonos abren todos los días. De hecho, como dice Félix López, de Atlas Capital, "el ataque de los inversores a veces viene bien para que los Estados continúen tomando medidas, para que no se confíen". Es decir, para sigan con ese sangriento programa de reformas que suponen, en definitiva, ir adelgazando el Estado hasta el tamaño idóneo para poder tirarlo por el retrete. Además, para José Ramón Iturriaga, de Abante, la actuación de la canciller alemana, Angela Merkel, también tiene su explicación: quiere mantener la situación de los periféricos al filo de la navaja, al borde del abismo para que no se confíen. No vaya a ser que Irlanda, Portugal, España, Italia... vean cómo se rescata a Grecia por segunda vez y se relajen con las reformas. Es el paradójicamente llamado "riesgo moral". Y no hay que olvidar que a Alemania no le gustaría dejar de ser un refugio.

Pero esta torpeza o esta calculada maldad ha provocado que esta mañana la prima de riesgo de la deuda española se aproxime a los 400 puntos básicos, al 4%, con un tipo de interés del bono a diez años sustancialmente por encima del 6%. "Antes se decía que ese punto de no retorno se encontraba en los 300 puntos, pero ya se ha roto", afirma Félix López. Aunque es cierto que en esos niveles de primas de riesgo, los bonos se han dado la vuelta de manera radical y han comenzado a circular rumores de que el Banco Central Europeo estaba comprando deuda pública para frenar la sangría. Eso es lo que debería hacer, según Alberto Matellán, de Inverseguros, poner en marcha un programa como el TARP americano. A ver qué especulador se atreve a competir con el dueño de la fábrica de billetes. Aunque, según Iturriaga, lo que se debería hacer es atajar el problema griego, cambiar sus bonos por otros con una quita, y ya está.

Mientras tanto, como apunta Félix López, en los próximos años, España lo va a pasar mal, con catarros fuertes y fuertes subidas de fiebre en formas de fuertes subidas de la prima de riesgo como estamos viendo ahora. ¿En qué punto está el de la muerte del enfermo, en los 43 grados? ¿Y en la deuda española? Matellán considera que no hay un nivel determinado, sino una situación, es decir, no que la rentabilidad de la deuda suba al 7%, sino que suceda como ayer: que no haya operaciones, que no haya interés por comprar deuda española. "Me da igual que el interés suba al 6,5% o al 7% siempre que haya demanda, que se puedan colocar los bonos", afirma. Pero este analista no se atreve a decir a qué nivel puede llegar la prima de riesgo. Porque todo depende de los políticos y, a corto plazo, de la determinación y heterodoxia que muestre el Banco Central Europeo. Aunque Irma Garrido, de Ahorro Corporación, sí insiste en que ese punto fatal está en el 7%. Aunque López insiste en que España ni necesita, ni ha necesitado, ni necesitará una intervención.

Y, en Bolsa, la subida de 50 puntos básicos en la prima de riesgo implica una caída del Ibex de 50 puntos básicos. Por lo que los últimos descensos bursátiles están ligados al deterioro de la deuda.

Éste puede ser un buen momento para encontrar oportunidades. Es posible que cuando el corazón del pequeño inversor alerta de que no hay que comprar puede ser el mejor momento para hacerlo. Y no sólo Bolsa, también deuda. Pero con vistas al muy largo plazo y con la cabeza preparada para asumir episodios de volatilidad.

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