El "lobo griego" ya no da miedo

Las bolsas están demostrando que son capaces de acostumbrarse a todo, de convivir con los peores fantasmas y demonios del mercado. La contención con que se han comportado los índices europeos en las últimas bajadas indica que los inversores no están sucumbiendo al pánico y están midiendo de cerca el riesgo: A pesar de que las alarmas de "qué viene el lobo" saltan un día sí y otro también, aprovechan la liquidez de la bolsa para recuperar las posiciones perdidas.

En los últimos 15 días, los inversores se han desayunado con maratonianas y frustradas negociaciones para desbloquear el segundo rescate de Grecia. Han cruzado los dedos mientras vigilaban cómo el reloj contaba las horas que faltaban para que se resolviese, o no, el "default" de Grecia. Los políticos han agotado, incumplido, todos los plazos y la quiebra del Estado heleno no ha llegado... Pero además, han vivido la peor lluvia de datos macro que hemos conocido en mucho tiempo. Más de la mitad de la eurozona ha entrado o está a punto de entrar en recesión este año.

Bélgica, Italia y Holanda se suman, en el último informe de Eurostat, a Portugal al "club de la Recesión Técnica" (dos trimestres con caída del PIB consecutiva) y todavía faltan por conocer los datos de Irlanda y Grecia. Esta semana sabremos que en las previsiones de la Unión Europea se sumarán probablemente España y algún otro, como Francia se situará al borde de ella en el segundo semestre. Con indicadores similares hemos vivido lo que se llaman "jornadas negras" en las bolsas que han llevado el nombre de todos los días de la semana. Y si vemos como se está saldando la intempestiva entrada de los cortos en los bancos (este jueves pasado en España y el fin de semana anterior en Francia y Bélgica), lo menos que podemos decir es que el Ibex ha aguantado por encima del delicado soporte de los 8.400 puntos con holgura y se mantiene lejos del peligroso nivel que los analistas técnicos sitúan en los 7.800-7.750 puntos.

La entrada de los bajistas en los valores del sector financiero español no ha podido ser más sorpresiva y desafortunada. Justo cuando las agencias de rating (el dato que faltaba en esta semanita) y el ministro de Economía aumenta las necesidades de liquidez de la banca en 2.000 millones. En el caso de Bankia se ha producido una estampida auténtica estampida (curiosamente de "osos") que le ha llevado a perder un 10,86%. Pero se ha demostrado que la bolsa y el Tesoro, en menor medida, han soportado el envite. El rescate de Grecia ha pasado a una fase crónica que ya no provoca pánico en lo mercados. Durante el año pasado aprendieron a convivir con diferenciales abismales en la deuda sobrena europea (española e italiana, especialmente). Parece que éste ya están asumiendo que la quiebra controlada de Grecia va a resultar un culebrón interminable sin respeto a ningún plazo, como acaba de suceder ahora.

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