El euro-dólar, ¿camino de la paridad?

La divergencia de políticas monetarias a ambos lados del Atlántico y el precio del petróleo gobernarán la relación entre las dos principales monedas del mundo desarrollado, que rozarán la paridad. Además, hay otras divisas que destacarán en 2016.

La normalización de la política monetaria en Estados Unidos en contraste con la continuidad de las medidas expansivas en Europa continuará favoreciendo, al menos en el futuro próximo, la devaluación del euro con respecto al dólar, según analistas como Enrique Díaz-Alvarez, de Ebury. «La subida de tipos por parte de la Fed seguirá dando apoyo al dólar. Frente al euro, podría acercarse al nivel de la paridad. La previsión para 2016 es en torno a 1,05», dice un informe de Banca March.

No obstante, cada vez son más los que apuntan que el mercado ha descontado la noticia («estamos ante la subida de tipos más anunciada de la historia», bromeaba Luca Paolini, de Pictet AM, recientemente en Madrid), por lo que el dólar podría tocar techo próximamente, como apunta Banca March: «El dólar se sitúa al nivel más alto de la última década, por lo que su potencial alcista se está agotando».

El dólar frenará la subida

Paolini coincide con esa visión: «El dólar está tan caro como en 1995, 2002 ó 2009. En esos años, se depreció, a continuación, aproximadamente un 5 por ciento». En ese sentido, Paolini vaticina «que el euro puede terminar 2016 cambiándose a 1,10-1,15».

Asimismo, «analizando los episodios de ajustes de la FED después de periodos largos de expansión monetaria excepcional, se concluye que el dólar se fortaleció en los 6 meses previos a la subida inicial» pero no después, según Andbank, quien opina que esta vez podría suceder lo mismo.

En todo caso, la evolución del dólar dependerá del ritmo de la normalización monetaria, de las noticias de PIB, empleo e inflación que surjan en Estados Unidos; y de las pistas que dé la presidenta de la FED, tal y como recuerda Rubén López, de XTB.

A ese respecto, Miguel Ángel Rodríguez, de Ethical Finance Institute, vaticina que la FED podría subir dos veces los tipos el año que viene, con alzas de un cuarto de punto cada una, algo que dará soporte al dólar pero no mayor fuelle alcista, según él.

Otro factor decisivo en la evolución del dólar va a ser el precio del petróleo, un asunto quizás aún más complicado de predecir que la política monetaria de la FED. Aun así, este experto cree que el crudo puede estar «cerca de mínimos», algo que también contribuirá a frenar «la dinámica alcista del dólar».
los mínimos están en 1,0550

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En todo caso, Miguel Ángel Rodríguez no ve la paridad total: «Con las dos subidas de tipos del año que viene, podría volver a tocar los mínimos de 1,0550», pero no ir mucho más allá, pues la Fed no va a permitir que el dólar se siga fortaleciendo y perjudicar a su economía». En ese sentido, Rodríguez recomienda vender euros y comprar dólares con el objetivo de que el euro caiga hasta ese 1,05.

Más allá del cruce euro-dólar, la política monetaria también podría ser decisiva para otra moneda, el yen japonés, que se fortalecerá si su banco central decide cesar los estímulos (y, también, si se produce un aumento de la aversión al riesgo).

En concreto, Miguel Ángel Rodríguez cree que el euro-yen puede corregir hasta la zona de 115 y el dólar-yen hasta los 110. En cuanto a estrategias, Rodríguez estaría largos en yenes contra euros o dólares en lo que califica del «trade del año». De cara a los hipotecados en esta divisa, Miguel Ángel Rodríguez les recomienda «que cierren las operaciones de cierre de cobertura de divisas porque le pueden ir en contra».

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Por otro lado, Rubén López, analista de XTB, añade que la evolución de las materias primas va a seguir afectando a las divisas de los países productores. Por ejemplo, la caída del petróleo va a provocar la devaluación de la moneda de economías como Noruega o Canadá, que se verán afectadas al menos hasta junio próximo, cuando se reunirá de nuevo el cártel de los países productores, la OPEP.

Si bien, tal y como apunta Banca March, se espera que, el año que viene, «la depreciación de las divisas de los países emergentes sea menos pronunciada y más idiosincrática» que este 2015.

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