El bazuca del BCE ya está en marcha

Muchos analistas lo advertían: a lo mejor, cuando llegue la solución a la crisis de la deuda europea, los inversores[…]

Muchos analistas lo advertían: a lo mejor, cuando llegue la solución a la crisis de la deuda europea, los inversores no se darán cuenta. Y el Banco Central Europeo con Mario Draghi a la cabeza, parece haber puesto unos mimbres mucho más sólidos de lo esperado por los economistas y de lo previsto por los propios inversores.

¿Y si tenemos ya encima de la mesa un verdadero bazuca que ponga en orden la evolución de las deudas periféricas y con la virtud de convivir perfectamente con la ortodoxia alemana?

La última reunión de política monetaria del BCE de hace sólo una semana se saldó en los mercados con fuertes descensos. Posiblemente, valoró mal, como ocurre muchas veces, la dimensión de las medidas adoptadas: subastas de liquidez a tipo fijo y adjudicación plena a tres años, aceptación de prácticamente todo tipo de activos como contrapartida para este tipo de préstamos y reducción del nivel de reservas exigidas desde el 2% hasta el 1%, además de la bajada de los tipos de interés en un cuartillo de punto. Sólo ayer, con la publicación del Boletín mensual de la autoridad monetaria, los inversores parecieron darse cuenta de la verdadera importancia de las medidas.

Es cierto que los inversores esperaban más: querían que, de manera explícita, el BCE anunciara un programa de compra de bonos a la americana.

Pero, con las inyecciones de liquidez en la banca el Banco Central Europeo lo está haciendo de manera indirecta con un juego en el que todos ganan. Nos hemos dado cuenta en las últimas subastas de deuda pública, sobre todo las que ha realizado el Tesoro español, que han logrado reunir una gran demanda, lo que ha hecho posible una importante caída de los costes de financiación. Parece que las entidades financieras están dispuestas a utilizar bien la liquidez que les proporciona el Banco Central Europeo.

El procedimiento es sencillo. Los bancos se financian barato (al 1%) gracias al BCE. De alguna manera tienen que sacar rendimiento a esa liquidez. Lo hacen con una tonta y fácil operación de "carry-trade": financian a los Estados a un tipo de interés mucho más elevado (al 4% en el caso de las Letras españolas, por ejemplo). Así que los segundos ganadores con esta historia son los Tesoros nacionales, especialmente los de los países periféricos, que ven reducida la presión que sobre ellos ha pesado en los últimos meses. Y también gana el Banco Central Europeo, porque continúa impoluta su fama de independiente y preservador de la estabilidad de precios: la liquidez que inyecta en los bancos es un dinero que éstos tendrán que devolver en un plazo de tres años, o es un nuevo dinero que contribuirá a provocar más inflación en el futuro. La ortodoxia está a salvo.

Hay analistas que dicen que estas medidas son mucho más efectivas que cualquiera de los programas de compra de deuda (QE) puestos en marcha por otros bancos centrales más heterodoxos y con mejor fama que el Banco Central Europeo, como la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra.

De todas maneras, si la situación se complica, los expertos no descartan que el BCE tenga que tomar las mismas medidas que Ben Bernanke.

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