Bankia: no es la mejor, es la única operación posible

En Bankia, en el Banco de España, en el Ministerio de Economía, en el Gobierno... han respirado con un cierto[…]

En Bankia, en el Banco de España, en el Ministerio de Economía, en el Gobierno... han respirado con un cierto alivio al conocerse la puesta en marcha de la colocación en Bolsa de Bankia. El propio Rodríguez Zapatero recordaba a Duran i Lleida, portavoz de Convergencia i Unio, durante el Debate del Estado de la Nación la importancia para toda la economía española de que esta colocación tuviera éxito. El presidente de Gobierno ha tenido una participación más directa de lo que cualquiera se imagina al tener que recordar a Rajoy, inmediatamente después de las elecciones, que las acusaciones de déficits ocultos en la Comunidad de Castilla La Mancha estaban haciendo un mal favor a su amigo y compañero de partido, Rodrigo Rato, empeñado en tranquilizar a los mercados exteriores para vender las acciones de su banco.

Todavía es posible parar la operación, como hace bien poco hizo el presidente de Telefónica con la colocación de Atento. Pero, si Grecia no lo impide, Bankia debería cotizar en Bolsa a partir del 20 de julio, sustituyendo en el Ibex 35, tal vez, a Iberdrola Renovables que abandona próximamente el selectivo.

Sale con un precio bajo, como querían los analistas, y, sobre todo, los inversores institucionales para los que la apuesta por Bankia puede ser un buen negocio a largo plazo. Con un precio suficiente para cubrir sus más perentorias necesidades de capital y con la seguridad de que el FROB que, a cambio de 4.500 millones de euros, recibió en diciembre pasado participaciones convertibles en acciones, no se entrometerá en la gestión, salvo catástrofe.

Es verdad que manejaron precios de valoración de la compañía más altos, pero nadie podía imaginar que la situación financiera llegara a viciarse de tal forma  que la prima de riesgo de España alcanzara cotas desconocidas en la era del euro. Pero, el mayor riesgo era, sin duda, no salir y quedar expuestos a un tórrido y peligroso verano financiero que puede imposibilitar cualquier salida a Bolsa a partir de septiembre.

No era ésta la operación que estaba en el imaginario de Rodrigo Rato pero, sin duda, es la única posible en las actuales circunstancias. Aunque todavía hay partido, porque el precio definitivo de las acciones y el porcentaje de la compañía que se colocará seguirá  en el alero durante unas semanas.

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