Medidas sociales para no salir de la crisis

 El Gobierno ha empezado a darle a la imaginación para hacerle frente a una crisis que los ilustres de la[…]

 El Gobierno ha empezado a darle a la imaginación para hacerle frente a una crisis que los ilustres de la Moncloa negaban hasta hace apenas un par de meses. En tres días ha anunciado la moratoria para el pago del 50% de las hipotecas para los desempleados, la bonificación a la contratación de parados con cargas familiares y la ampliación del periodo de las cuentas de ahorro vivienda.

En general se trata de iniciativas de un carácter claramente social que alegrarán al conjunto de los ciudadanos, especialmente a aquellos que hayan vivido por encima de sus posibilidades o los que hayan sido víctimas de la burbuja inmobiliaria y ahora estén sufriendo la recesión en sus carnes.

Pero sería bueno preguntarse si estas medidas son suficientes para salir de la crisis o si más bien son oxigeno para los que ya no llegan a fin de mes. A falta de conocer la letra pequeña, da la impresión de que es más lo primero que lo segundo. En ningún momento ha cifrado el impacto que tendrán en la economía y en las cuentas del Estado y de los bancos, con los "que se ha hablado", sin más, de estas proposiciones.

Como dijo el líder de Comisiones Obreras, José María Fidalgo, "a algunas de estas medidas les falta un hervor y otras están francamente verdes". Lo más curioso es que algo similar piensan en la CEOE y en organizaciones como el Instituto de la Empresa Familiar (IEE), desde donde se reclaman ideas que mejoren la competitividad y la productividad.

Es obvio que casi nadie se va a oponer a estas medidas sociales porque casi todo el mundo tiene a algún amigo o familiar con el agua al cuello. Pero parece evidente que son propuestas más para sobrellevar la crisis que para superarla. ¿Se crean puestos de trabajo con estas iniciativas? ¿Se dan alternativas a la construcción o a los servicios? Da la sensación de que no.

Porque España dejó hace unos años de ser un país de mano de obra barata -hasta nuestras empresas se llevan la producción al Norte de África o a Asia- y la fórmula de sol y playa está ya bastante agotada. Lo que este país necesita es un cambio en el modelo productivo, un plan que permita absorber a los millones de desempleados procedentes del ladrillo y del sector servicios. Es obvio que el gasto social no crea empleo, por lo que urge un plan más drástico por mucho que duela.

En portada

Noticias de