Cae el gran mito inmobiliario de la pandemia

La inversión en vivienda regresa a las grandes ciudades tras el boom vivido en las zonas rurales por la pandemia

La demanda de vivienda ha vuelto con fuerza a las grandes urbes. Madrid y Barcelona son ahora los principales destinos de la inversión inmobiliaria tras el éxodo producido al estallar la pandemia, que llevó a los compradores a decantarse por inmuebles situados en zonas rurales en busca de aire libre y más metros cuadrados.

"La España vaciada se está volviendo a vaciar", afirma Ferran Font director de estudios de pisos.com, mientras que las grandes capitales se vuelven a poner de moda debido al descenso del teletrabajo, a la vacunación masiva, a la bajada de contagios por coronavirus y a la vuelta a la normalidad.

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"Históricamente, las ciudades han sido los pilares fundamentales para el sector inmobiliario, en especial lo relacionado con la vivienda, por las ofertas laborales y de ocio. Ahora, en 2022, vuelven a serlo más que nunca”, afirma Font.

Aumentan los precios

Otro hecho que impulsa a los inversores hacia las ciudades es la subida de precio de los inmuebles ubicados en zonas rurales y costeras. Así, los 10 municipios españoles que más se han revalorizado en el último año están ubicados en esas zonas.

La subida interanual más destacada, un 36,4 por ciento, se produjo en el municipio valenciano de Rafelbuñol; seguido de La Seu d’Urgell (Lleida) donde alcanzó un 36,1 por ciento; Albox (Almería) en que remontó un 33,6 por ciento y Náquera (Valencia) donde se incrementaron los precios un 29,3 por ciento.

“No sorprende que de los 10 municipios que más han incrementado su precio, ocho de ellos estén situados en zonas rurales y los dos restantes sean zonas costeras alejadas de las grandes urbes, ya que es la tónica que hemos visto durante el pasado año", reconoce María Matos, directora de Estudios de Fotocasa.

Atribuye estas subidas a que los ciudadanos buscaban hasta hace unos meses vivienda a las afueras de las ciudades, impulsados por "la necesidad de luz natural y de hogares con salida al exterior en entornos naturales. La demanda se dirigió hacia la playa y la montaña, propiciando un éxodo rural donde encontrar una segunda vivienda o instalar su residencia habitual".

Según la experta, desde que se inició de la pandemia la búsqueda de chalets y fincas rústicas se incrementó una media del 30 por ciento y la de viviendas con terraza o balcón un 40 por ciento.

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Segunda residencia en el campo

A pesar de que la demanda de inmuebles en zonas rurales ha bajado, todavía sigue habiendo un cierto interés en comprar casas lejos de los principales núcleos urbanos, pero más como destino de "una segunda residencia o una oportunidad de inversión", señala Font.

Y es que el apetito comprador no se ha saciado, sobre todo en las grandes ciudades. “Nos encontramos en el momento más álgido de las compraventas de viviendas después de lo vivido en el boom inmobiliario. El interés por cambiar de casa se ha disparado debido a que las preferencias y necesidades habitacionales de los ciudadanos han cambiado hacia la mejora de su vivienda", explica María Matos.

A pesar de situarse la demanda en máximos, los precios no se han incrementado en la misma medida debido a que el sector está siendo ágil a la hora de canalizar la demanda, afirma Matos.

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Reconoce que "la actividad ha vuelto con fuerza a los territorios más castigados por las restricciones turísticas y eso indica que la recuperación del sector es sólida”.

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