Lecciones del Reino Unido para el caso Ferrovial

Transcripción del podcast

Coincidiendo con el anuncio de Ferrovial de trasladar su sede a Países Bajos, se han conocido las intenciones de la compañía tecnológica británica Arm de cotizar únicamente en los Estados Unidos. 

De este modo se han frustrado las esperanzas del Gobierno del Reino Unido, que esperaba que Londres fuera el destino elegido para cotizar por el gigante tecnológico británico. 

Un hecho con aspectos comparables con la marcha de Ferrovial, pero con una gran diferencia: la reacción de las autoridades británicas no ha tenido nada que ver con la de las españolas. 

Sin insultos ni descalificaciones

Ni un insulto, ni una descalificación, ni una palabra más alta que otra contra los directivos de la tecnológica. En cambio, en España, ha sido el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez el que ha liderado una inédita cacería contra el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino. 

“Antipatriota”, “codicioso”, “no es ejemplo de responsabilidad”, “empresario no comprometido con su país”, han sido algunos de los ataques personales que el Gobierno Sánchez ha dirigido en los últimos días contra el empresario español. 

Sin embargo, en el Reino Unido lo único que se ha dicho es que el anuncio de Arm de salir a cotizar en Wall Street en vez de en Londres, “demuestra la necesidad de que el Reino Unido progrese rápidamente en su agenda de reforma regulatoria y de mercado”. 

Y la CEO de la bolsa de Londres, Julia Hoggett, añadió que “Arm es una gran empresa británica y un líder mundial en su campo y seguimos creyendo que puede ser muy bien atendida por los mercados de capitales del Reino Unido”. 

Eso ha sido todo. Busquen y comparen con las declaraciones de Sánchez, Calviño, Escrivá y Díaz sobre Del Pino. 

CRH traslada su cotización principal a los Estados Unidos

La semana pasada también, el grupo de materiales de construcción CRH, con sede en Dublín, anunció el traslado de su cotización principal desde la bolsa de Londres a la de los Estados Unidos. 

Es lógico este tipo de movimientos por parte de empresas privadas que buscan lo mejor para sus planes de crecimiento y para los intereses de sus accionistas. Por eso cambian de sede o de plaza bursátil para cotizar. Y nadie se rasga las vestiduras. 

Ni los gobiernos inician una campaña de desprestigio personal contra los empresarios que están al frente. Lo que hacen los gobiernos serios es un ejercicio de responsabilidad. Detectar dónde están los fallos que provocan estas fugas y taparlos. Por eso, lo primero que va a hacer Londres para evitar situaciones similares es acelerar su agenda de reformas. 

Lo que no se plantea ningún gobierno es cargar contra estas compañías como ha hecho el español. Ningún gobierno ha caído tan bajo como el de Sánchez. 

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