La descorrelacción está servida

Semana tras semana vamos comprobando como las correlaciones o descorrelaciones históricas

Semana tras semana vamos comprobando como las correlaciones o descorrelaciones históricas que se daban dentro de los mercados se van perdiendo de una manera estrepitosa, ya no existen o cada vez son menores, las descorrelaciones existentes entre renta variable y renta fija, por poner un ejemplo, o la correlación entre euro y renta variable europea, por citar alguno.

Podemos llegar a ver como existe una total distorsión de la realidad económica, modelos y patrones que funcionaban anteriormente y que incluso podían utilizarse como indicadores adelantados o avanzados, han quedado obsoletos y desfasados, esto se ha producido de una manera drástica en términos de temporalidad, en un tiempo muy reducido. El principal motivo son las políticas de estímulo monetario que hemos comentado en repetidas ocasiones, y su consecuencia son economías ficticias y dopadas como las que nos encontramos actualmente.

El exceso de liquidez ha provocado un aumento de demanda, lo que provoca un encarecimiento del precio de los activos, tanta liquidez provoca que el interés inversor esté en prácticamente en todos los activos, parece que hay dinero para todo, pero el riesgo sistemático es la generación de una economía virtual y lo más peligroso la generación de una posible burbuja.

Las voces son clamorosas por parte de prácticamente todos los agentes del mercado sobre dicho problema, pero lo más relevante y preocupante sucedió la semana pasada, la preocupación de los que manejan los hilos de la economía, es una realidad, en este caso la declaración por parte de Yellen intentando allanar el camino a algo que puede suceder pero que por el momento es muy difícil de cuantificar.

Parece ser algo más importante que la subida de tipos y son las consecuencias de dicho movimiento, la incertidumbre sobre la economía real o lo más preocupante, cómo buscar una excusa y cubrirse las espaldas, buscando motivos en una comparecencia en la que la máxima responsable de la FED se atrevió a valorar activos, indicando y dando motivos suficientes para dar a entender que tanto renta variable como renta fija estaban tremendamente sobrevalorados. 

Esta declaración tiene dos lecturas: La primera, poner un parachoques lo suficientemente sólido como para no achacar una posible caída del precio de los activos, cuando se dé la subida de tipos de interés y se pueda desligar el hecho a la decisión de incrementarlos y, el segundo, y no por ello menos importante, el enfriamiento de un mercado de renta fija excesivamente caro para los intereses de los mayores demandantes de dichos activos que en la situación actual son los bancos centrales, que tienen que seguir comprándolos.

Debemos generar nuevos modelos y visiones de correlación o descorrelación dentro de la situación actual de mercado, porque los anteriores ahora mismo no son válidos para los escenarios actuales.

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