Vientos a favor para las infraestructuras
El agotamiento de las políticas monetarias, unas condiciones de financiación propicias para la inversión y un contexto político a favor de reactivar los estímulos en el sector son los tres factores que ve BlackRock para la industria.
Una vez más, los resultados electorales han desafiado a las estimaciones de las encuestas con la victoria del candidato republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. De nuevo, la realidad recuerda a los inversores que no se puede dar nada por hecho en los mercados. Pero por ello mismo hay que saber mantener la calma y aislar los fundamentales del ruido. En un año que arrancó con un primer trimestre nefasto, continuó con el voto a favor del «Brexit» en Reino Unido y que se acerca al final con Trump como presidente de EE.UU., los astros se han alineado para un sector en concreto: la infraestructura. Los expertos de BlackRock repasan los tres motivos a favor.
1. El siguiente paso a la política monetaria. Hasta ahora la política monetaria ha sido una de las mayores influencias en los mercados mundiales, pero con la persistencia de un bajo ritmo de crecimiento, hay que preguntarse si no ha alcanzado sus límites en el ciclo actual. La ausencia de dinamismo en el crecimiento y la debilidad de los fundamentales en todo el mundo apuntan a que sí.
2. Un impulso económico necesario. Esta primera reflexión lleva entonces a preguntarse qué podría ocupar su lugar. «La inversión en infraestructura puede generar un efecto multiplicador en el crecimiento económico», apunta Manuel Gutiérrez-Mellado, miembro del equipo de ventas de gestión activo de BlackRock España. Tal y como revela un reciente informe del BlackRock Investment Institute, el aumento del gasto público podría provocar un aumento adicional del 2 por ciento en el PIB, dependiendo de dónde nos encontremos en el ciclo económico. Fomentaría el crecimiento del sector privado y, en consecuencia, del empleo. A su vez, esto daría lugar a una mayor recaudación tributaria así como un impulso del consumo.
3. Las condiciones monetarias lo facilitan. El entorno de tipos bajos es negativo para los inversores, pero un alivio para las empresas. Financiar proyectos de infraestructura con deuda pública es mucho más barato hoy en día que hace 20 años. Y esto lo saben muy bien los políticos. Trump ha sido claro al apoyar el gasto en infraestructura justificando que estas mejoras han quedado rezagadas en los últimos años. Pero no está solo. Japón anunció en julio un paquete de estímulos que incluía 13,5 billones de yenes para la mejora de puertos y la construcción de plantas de procesamiento de alimentos, entre otros proyectos.
Como se observa en el gráfico, la tendencia está arrancando. Según datos de la consultora McKinsey, el gasto mundial en infraestructura será de unos 49 billones de dólares entre 2016 y 2030.
¿Cómo invertir?
Esta convicción se puede expresar de manera sencilla y directa a través de ETFs que repliquen una visión sectorial. Así, el ETF de BlackRock iShares Global Infrastructure UCITS ETF, ofrece exposición a compañías globales de infraestructura.