¿Y si no ocurre el milagro del empleo?

Desde que era pequeña siempre me han insistido en que los finales felices sólo ocurren en las novelas y en[…]

Desde que era pequeña siempre me han insistido en que los finales felices sólo ocurren en las novelas y en las películas. Por eso, nunca me he creído que cuando el protagonista está agobiado por las deudas, se ha quedado sin trabajo y todo lo que le puede salir mal pasa, luego se le solucionen rápidamente las cosas, a veces por golpes de fortuna, a veces por un ángel de la guarda o a veces porque simplemente ocurre el milagro.

Pero esto no es una novela o una película y en este caso el protagonista de la historia, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dificílmente verá cómo llega su milagro en forma de empleo a finales del primer trimestre del año.

Ayer salieron los datos de desempleo de 2008 y el Ministerio de Trabajo dio una cifra escalofriante. Más de tres millones de personas en paro, la cifra más alta desde 1996, con un crecimiento del 47% del número de personas que se han apuntado al INEM. Por esto me parece muy complicado que a finales de marzo las medidas que tomó el Gobierno de conceder una línea de crédito a los ayuntamientos hayan creado suficientes puestos de trabajo para mitigar el impacto de estás últimas cifras y de las que vendrán en el futuro.

Por muchas carreteras, pantanos y aceras que se construyan no serán suficientes. Ya no se trata de un paro que afecta a los trabajadores de la construcción principalmente. La burbuja inmobiliaria ha estallado y ya se ha llevado por delante a sus víctimas. Ahora a lo que nos enfrentamos es a un problema mucho más profundo y estructural. Ningún sector se libra de un ajuste que seguirá apretando el galillo mientras los bancos sigan con el grifo cerrado.

Zapateror y el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ofrecieron la interpretación positivo del dato de diciembre alegando que ha sido mejor que el de noviembre y el de octubre. Pero lo que no contaron es que el último mes de cada año suele ser fuerte en contrataciones, sobre todo temporales, por las navidades. Por tanto, las 139.694 personas que perdieron el empleo el pasado diciembre es una cifra que asusta.

La crisis financiera junto a la incertidumbre económica está atacando a las empresas, que han decidido reducir gastos y, al mismo tiempo, han puesto en 'stand by' sus nuevos proyectos. Es decir, ya no contratan a nadie. Si ganan menos lo último que querrán es ampliar plantilla, sobre todo hasta que no pase el temporal. Además, esa misma incertidumbre se ha apoderado de los trabajadores, que temen perder su empleo, con lo cual dejan de consumir y, por ende, muchas personas que trabajaban en el sector servicios se han visto afectadas.

A esto se une también a la deslocalización que viven el tejido industrial español. El Gobierno, si quiere que se cumpla el milagro, deberá hacer de España un país atractivo para las empresas modernas. Favorecer la competitividad y la investigación en I D i y sobre todo impulsar el consumo privado y el sector servicios, pero con medidas que tengan impacto en los ciudadanos y, sobre todo, que la liquidez que se está dando a los bancos tenga se traslade a las empresas. De lo contrario, a finales de año hablaremos ya de cuatro millones de parados. Y esos son muchos para jugar con promesas banales.

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