Las protestas y huelgas marcan el inicio del curso político en Portugal

Las protestas y anuncios de huelgas marcan el inicio del curso político en Portugal, el último de la legislatura del[…]

Las protestas y anuncios de huelgas marcan el inicio del curso político en Portugal, el último de la legislatura del socialista António Costa, a quien taxistas, profesores y enfermeros piden mejoras laborales que consideran inaplazables.

La primera semana de actividad parlamentaria tras las vacaciones ha tenido como paisaje la huelga nacional de los taxistas, que cumple hoy su tercer día y se mantendrá al menos hasta el próximo lunes.

El sector, que cuenta con 13.000 licencias en todo el país, protesta por la ley que regula los servicios de vehículos de alquiler con conductor (VTC), como Uber o Cabify, que fue aprobada el pasado 12 de julio y que los taxistas quieren parar antes de que entre en vigor el próximo noviembre.

La principal queja es que, afirman dirigentes sindicales, la futura normativa no limitará el número de VTC que pueden trabajar en una zona, al contrario de lo que ocurre con los taxis.

Estas protestas, que se desarrollan sin incidentes, están causando graves trastornos en la movilidad de Lisboa y Oporto, donde se concentran las mayores movilizaciones y los ciudadanos se arman de paciencia.

A partir de hoy, además, están en huelga los enfermeros lusos, un sector que periódicamente realiza paros para exigir mayores medios humanos y una mejora de sus condiciones laborales.

La adhesión a esta huelga, que por el momento oscila entre el 75 % y el 80 %, según datos de los convocantes, se siente sobre todo en consultas externas, cirugía y centros de salud, donde se espera que la situación siga complicada hasta el domingo, cuando concluirá el paro.

Los enfermeros acusan al Gobierno de haber dado marcha atrás en en su promesa de otorgar un mayor valor a la carrera de enfermería y en particular a los enfermeros especialistas, lo que implicaría un reconocimiento salarial extra.

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Asimismo, piden que se contrate a más sanitarios, entre otras reivindicaciones.

Los últimos -por el momento- en anunciar que calentarán la calle son los profesores, inmersos desde hace meses en tensas negociaciones con el Ejecutivo socialista, al que piden que contabilice los nueve años que los ascensos del colectivo estuvieron congelados por la crisis.

El Gobierno socialista, que comenzó este año a descongelar los ascensos de los funcionarios, sin aumentos durante los años del rescate, sostiene que es imposible contabilizar todo ese periodo por motivos presupuestarios.

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Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, el gabinete de Costa planea avanzar de forma unilateral con un decreto que sólo considerará dos años y nueve meses, algo que los profesores ven inaceptable y contra lo que han convocado manifestaciones durante la primera semana de octubre.

Las huelgas en Portugal, principal herramienta para mostrar el descontento social durante los años de rescate (se estima que entre 2011-2014 hubo un total de 424 paros), han ido disminuyendo desde la llegada al poder de los socialistas en noviembre de 2015, según datos de Pordata.

Desde entonces, se calcula que el número de este tipo de protestas oscila entre 70 y 80 por año, según el citado portal de estadísticas.

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