La Fiscalía mete mano a las agencias de rating

Lo que les faltaba a los mercados es una crisis de confianza, como la que invadió a los inversores cuando[…]

Lo que les faltaba a los mercados es una crisis de confianza, como la que invadió a los inversores cuando el escándalo de Enron, Andersen o Parmalat. De momento, parece que las negociaciones de las agencias de rating (muy criticas por su actuación en la crisis de las hipotecas "subprime") con la fiscalía de Nueva York no revisten un carácter penal. Pero es muy significativo, que los responsables de estas agencias (primordiales a la hora de dar confianza a las emisiones de deuda) estén estudiando cómo se cambia el cobro de sus comisiones con, nada menos, la Fiscalía de Nueva York. No con los reguladores administrativos, como sería lógico pensar.

Tampoco tiene que caer en el olvido, el expediente que ha encargado el regulador del mercado de futuros estadounidense para vigilar la desmedida apreciación del precio del petróleo. Estamos saliendo de una crisis financiera y entrando en otra económica. Son tiempos difíciles en los que los directivos deben hacer malabares con la gestión y las cuentas de sus empresas para conseguir unos objetivos, que de no lograrse, terminarían con sus puestos de trabajo.

Son tiempos en que afloran los trapos sucios. Baste recordar, los escándalos citados anteriormente. Se produjeron en situaciones similares: en pleno estallido de la burbuja tecnológica. Pero, además, hay que tener en cuenta que también minaron la confianza de los inversores y sumieron los mercados en una tendencia bajista de que tardó tres años en desaparecer. Cualquier acuerdo que lleguen las agencias de rating con la Fiscalía dependerá el sentimiento de confianza del inversor, que cada vez está más escamado...

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