Industria, formación y bajos salarios:claves del 3,8% de desempleo en Chequia

Ausencia de regulación, breve paga de desempleo, un fuerte sector industrial y mano de obra especializada y barata son las[…]

Ausencia de regulación, breve paga de desempleo, un fuerte sector industrial y mano de obra especializada y barata son las claves detrás del 3,8 % de desempleo de la República Checa, el más bajo de la UE, una cifra envidiable pero tras la que los sindicatos denuncian hay "pobreza laboral".

La tasa de desempleo juvenil, del 8-9 %, contrasta con la media del 21 % de la UE y, aún más, con el 42 % de España.

El país centroeuropeo, que entró en la Unión Europea (UE) en 2004, fue ya un pulmón industrial de la antigua monarquía austro-húngara y logró mantener ese sector durante la dictadura comunista e, incluso, tras la dura reconversión de los años 90, cuando se desmanteló parte de la industria pesada.

Este fuerte sector industrial se ve beneficiado por la cercanía de países con economías muy fuertes, como Austria y Alemania.

Alemania es, de hecho, el principal inversor directo. Además de Skoda, parte del grupo Volkswagen, otras muchas empresas alemanas están instaladas en República Checa, como Bosch o Continental.

Entre las claves que explican las buenas cifras checas se cuenta la estructura educacional de la población, explica el subdirector de Investigación del Instituto Cerge-EI, Daniel Münich.

"Esa estructura es internacionalmente excepcional, ya que prácticamente todo el mundo tiene enseñanza secundaria y sólo el 5 % de la población no acaba ese ciclo educativo", cuenta Münich a Efe.

Además, mientras que el 22 % de los jóvenes opta por el bachillerato académico, el 78 % restante cursa formación profesional en escuelas especializadas de electrónica, construcción, maquinaria, o comercio, asegurando mano de obra especializada.

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Otro factor, perjudicial para el trabajador pero que, según Münich, incentiva el empleo es el poco generoso subsidio de desempleo.

"Quien no trabaja no tiene apenas dinero", resume el experto.

Así, quien es despedido percibe una prestación de desempleo hasta un máximo de seis meses y luego sólo tiene acceso a unos subsidios mínimos que hacen inviable no volver al mercado laboral.

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Por otra parte, existe cierta impunidad para las empresas que violan los derechos de los trabajadores, ya que los procesos judiciales por temas laborales pueden eternizarse.

Münich explica que en la República Checa no hay "a quién dirigirse si alguien viola la legislación laboral, ya que los juzgados tardan cinco años en resolver litigio".

Por ello, aunque hay convenios colectivos y normativas nacionales, en la práctica lo que se produce es un "bajo nivel de regulación efectiva", lo que acaba conviniendo a las empresas.

Otro de los problemas es el bajo nivel salarial que sigue existiendo en este país excomunista, más de un cuarto de siglo tras el retorno a la democracia.

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Actualmente, el sueldo mínimo bruto es de 9.900 coronas (unos 367 euros mensuales), más que en Rumanía o Bulgaria pero por debajo del de otros de los "nuevos" socios de la UE, como Eslovaquia, Polonia, Croacia y Eslovenia.

"No se consigue cerrar la diferencia salarial constante que desde hace tiempo existe con empleos similares en Alemania, Austria y viejos miembros comunitarios. La pobreza laboral en la República Checa es una realidad", afirma Vit Samek, vicepresidente de la Confederación de Sindicatos de Bohemia y Moravia (Cmkos).

Tanto los sindicatos como el actual Gobierno de centro izquierda quieren elevar por ley el salario mínimo hasta el 40 % del sueldo medio, que actualmente es de unos 1.000 euros mensuales.

Sin embargo, la patronal ha logrado hasta ahora con éxito bloquear ese aumento salarial.

Otra de las batallas sindicales es la de las indemnizaciones por despido, con un máximo de tres mensualidades para empleados con más de dos años de antigüedad.

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"La mayoría de los hogares checos tiene reservas financieras mínimas y necesitan la indemnización encarecidamente para hacer frente a la pérdida de un sueldo, y para pagar las necesidades vitales básicas propias y de la familia", dice Samek.

Desde la confederación sindical Cmkos se critica el carácter "low cost" de la economía checa y que el país sea una "planta de ensamblaje" con un nivel tecnológico medio o poco sofisticado.

Este papel contiene el peligro de que se "impida el desarrollo de ramas profesionales y centros de investigación técnicamente más avanzados", destaca su vicepresidente, Vit Samek.

De hecho, el actual Ejecutivo, que lidera el socialdemócrata Bohuslav Sobotka, comparte esa preocupación.

Por eso, el plan del Gobierno es orientar la política de incentivos más a proyectos que incrementen el valor añadido en la cadena de producción, frente a la simple creación de puestos de trabajo.

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