Nelson Petz quiere hacer las cosas bien

El conocido activista necesita el apoyo de los fondos de inversión en su campaña para lograr un puesto en el consejo de administración de Procter & Gamble.

En su pugna por un puesto en el consejo de administración de Procter & Gamble (P&G), Nelson Peltz, fundador de Trian Fund Management, promete apostar por asuntos sociales, medioambientales y de gobierno corporativo, de un modo que resulte atractivo para los inversores institucionales del gigante de productos de gran consumo. Semanas después de que en febrero se hiciera pública su participación en P&G, Trian actualizó su página web con un apartado en el que expone su compromiso con la administración de la compañía. El fondo inversor también publicó su primera declaración política sobre este asunto y firmó un compromiso de cumplimiento de determinados principios de inversión, como el de trabajar de forma constructiva con la dirección de la sociedad y establecer un sistema de evaluación del gobierno corporativo.

Peltz, de 75 años, quien en el pasado ha apostado por marcas de consumo como H.J. Heinz, Cadbury Schweppes, y Mondelez International, se encuentra inmerso en una campaña para aunar apoyos del accionariado y conseguir así un puesto en el consejo de administración de P&G en la junta anual de la compañía del 10 de octubre en Cincinnati. El consejero del condado de Coos, Samson, se opone a la línea eléctrica en New Hampshire. Su enfoque podría estar en sintonía con BlackRock, State Street y Vanguard Group, que controlan los tres principales bloques divulgados al público de P&G, cada uno de los cuales ha apostado por un enfoque de gobierno corporativo holístico en los últimos años.

«Los fondos de inversión transmiten buena parte del funcionamiento del mundo del activismo por su gran tamaño», afirma Derek Zaba, presidente adjunto del departamento de situaciones controvertidas de la consultora CamberView Partners LLC. El compromiso con la responsabilidad a largo plazo puede ayudar a ganarse a los inversores que, de otro modo, podrían tener reparos por estrategias demasiado cortoplacistas de los activistas, afirma.

Presiones

Actualmente, la mayoría de los grandes grupos de inversión presionan constantemente a las compañías para que aborden asuntos que podrían disparar los costes décadas más tarde, como las condiciones peligrosas de trabajo o emisiones elevadas de gases de efecto invernadero, con el objetivo de proteger la rentabilidad a lo largo de un periodo de inversión indefinido. Esto choca con el estereotipo de inversor activista que busca realizar cambios rápidamente en compañías para rentabilizar las acciones en pocos años. Trian, que evita la etiqueta de activista y se autodenomina «accionista altamente comprometido», ha rechazado hacer comentarios. «La promoción de buenas prácticas empresariales y principios sólidos de gobierno corporativo han sido parte de la estrategia operativa de Trian desde nuestra fundación», declaraba la firma en un comunicado sobre su política el pasado mes de junio. Resaltar los puntos débiles en materia de gobierno corporativo, como la alta uniformidad entre los administradores o la falta de rotación en el consejo, es una estrategia de activismo de eficacia comprobada. No obstante, los homólogos de Trian, como Pershing Square Capital Management, Third Point y Value Act Capital Management, no han firmado compromisos similares para dar impulso a la responsabilidad en sus páginas web.

Una excepción a la regla de los activistas es Blue Harbour Group, a quien a menudo se apoda el «activista amable». El director ejecutivo, Cliff Robbins, escribió en marzo una carta a los inversores en la que afirmaba que la firma está adoptando un «enfoque más amplio, más profundo y más riguroso» con respecto a asuntos medioambientales y de gobernanza. «Estamos plenamente convencidos de que es un buen modo de controlar el riesgo», explica David Silverman, director gerente de Blue Harbour.
Los grupos inversores se decantan cada vez más por sondear a los activistas sobre dichos asuntos, a la hora de decidir qué estrategia respaldar, afirma Rakhi Kumar, director de gobierno corporativo de State Street, con sede en Boston. «Contamos con más información y conocimientos sobre cómo afectan dichos factores a las ganancias a futuro», afirma Kumar. «Los activistas deben reconocer que si quieren el respaldo de una mayor base inversora, deben tener en cuenta los intereses de dichos inversores».

Oposición

El presidente y CEO de P&G, David Taylor, se opone al nombramiento de Peltz propuesto por Trian, y afirma en cartas que envía a los accionistas que las ideas de dicho accionista están pasadas de moda y aportan escaso valor. Peltz, cuya firma controlaba a 30 de junio 37,6 millones de acciones de P&G, o aproximadamente un 1,5 por ciento, ha afirmado que la sociedad sufre una «burocracia asfixiante» y no está gestionando adecuadamente su amplio catálogo de marcas. También ha afirmado que su deseo es que P&G continúe intacta y mantener a Taylor al mando.

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BlackRock, State Street y Vanguard controlan, en total, alrededor de un 18 por ciento de las acciones de P&G. Ganarse su apoyo sería decisivo para Peltz, que perdió por un estrecho margen su asiento en DuPont Co. en 2015, después de que esos tres mismos fondos se alinearan del lado de la empresa química.
Al menos otro gran inversor muestra sus recelos sobre Peltz. Anne Simpson, directora de gobierno corporativo del Sistema de pensiones de empleados públicos de California, que controla 6,2 millones de acciones de P&G, quiere que Peltz ponga en práctica sus nuevos compromisos antes de ofrecerle su confianza. «Ver para creer», afirma.

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