El "Gran Hermano" de Tailandia bajo escrutinio

Las 300.000 cámaras de seguridad colocadas a lo largo de lugares públicos y carreteras en Tailandia serán revisadas por orden[…]

Las 300.000 cámaras de seguridad colocadas a lo largo de lugares públicos y carreteras en Tailandia serán revisadas por orden del primer ministro, el general golpista Prayut Chan-ocha, tras varios fiascos sonados y sospechas de corrupción.

La medida, impulsada por el mandatario para mejorar la eficiencia en la vigilancia, pretende probar que todos los dispositivos del país están en uso a la hora de combatir el crimen.

"Las agencias privadas y estatales deben cooperar. Los equipamientos defectuosos no deberían ser excusa", instó Prayut al apremiar a los organismos y ofrecer un fondo de asistencia a las entidades no gubernamentales.

Para financiar los trabajos de revisión, el jefe del Ejecutivo pidió al ministerio de Finanzas que considere nuevas medidas impositivas, así como incentivos, por el interés público.

Las instrucciones se dan meses después de algunos episodios relevantes en los que las cámaras de circuito cerrado no funcionaban de manera adecuada.

Entre las noches del 1 y 14 de abril, la veintena de dispositivos de seguridad colocados alrededor de la explanada frente al Palacio Real Dusit, donde el monarca Vajiralongkorn sancionó el día 6 de ese mes la nueva Constitución patrocinada por los militares, se encontraban fuera de servicio.

La avería fue descubierta después de que un grupo de activistas denunciara la desaparición acaecida durante esos días de una placa que simbolizaba la caída de absolutismo en el país, ubicada a unos 150 metros del edificio histórico, y jalonada por comisarias y barracones castrenses.

El blasón robado fue sustituido misteriosamente por otro escudo que alaba la figura de la monarquía, un delito que aún no ha sido resuelto por las autoridades.

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El 17 de agosto del 2015, un atentado con bomba sacudió un céntrico santuario hinduista de la metrópoli causando 20 muertos y 125 heridos.

Durante las pesquisas, las autoridades se percataron de que decenas de cámaras colocadas en las avenidas anexas al templo se encontraban fuera de servicio, algunas desde hacía años.

El fallo propició que los investigadores perdieran la pista durante la huida del sospechoso que minutos antes de la deflagración colocó el artefacto explosivo, aunque semanas después fue arrestado.

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"Hemos trabajado en el plan antiterrorista. Debe haber un comité directivo que asegure que (el plan) está en línea con la comunidad internacional y satisfaga las necesidades de seguridad de los locales", apuntó el jueves Prayut a la conclusión de una reunión con el Consejo Nacional de Seguridad.

El mandatario destacó la importancia en los trabajos de mantenimiento y la cooperación entre autoridades cuando sea necesario acceder a las grabaciones.

En un futuro no precisado, el jefe de Gobierno también alumbró una segunda etapa de medidas destinada a la adquisición de nuevos equipamientos con mayor calidad y definición de imagen.

La compra de cámaras ya levantó en el pasado escándalos en los medios y sospechas de corrupción.

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Apirak Kosayodhin, gobernador de Bangkok entre 2004 y 2008 por el Partido Demócrata, admitió en 2011 que muchas de las cámaras de seguridad instaladas en la ciudad durante su mandato eran falsas.

El político se defendió argumentando que las 615 cámaras falsas colocadas, cuyo coste según fuentes administrativas se elevó a 1,7 millones de baht (51.000 dólares o 43.600 euros), intimidarían a aquellas personas que buscan quebrantar las leyes.

Apirak, quien dimitió de su puesto en el consistorio tras ser acusado de corrupción en la concesión de obras públicas, denegó que su administración incurriera en malas prácticas al adquirir las cámaras falsas.

Otros episodios de cámaras deterioradas o carcasas vacías han sido denunciadas en varias regiones del país, como en las tres provincias del sur de Tailandia donde actúa una insurgencia musulmana o en la turística isla de Tao, en el golfo de Tailandia.

Según datos de agencias de seguridad, en Tailandia habría una cámara por cada 220 habitantes, mientras que Reino Unido contaría con alrededor 14 personas por dispositivo.

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