Cómo emprender sin necesidad de saltar al vacío
Una madrileña apasionada por el mundo del seguro decidió dar un cambio radical a su vida y dejar una multinacional como Repsol para dedicarse a asesorar a jóvenes emprendedores.
Los emprendedores suelen ser (en su mayoría) jóvenes enamorados de una idea empresarial por la que pelean para que tenga éxito y les reporte importantes beneficios. Muchos de ellos se han formado en renombradas escuelas de negocio y tienen vastos conocimientos relacionados con el mundo de la gestión. Sin embargo, la mayoría suele olvidarse de un factor capital para evitar sustos: la gestión de los riesgos. Ahí está precisamente el nicho que detectó María Isabel Gámez García para montar su propia start up, Emprender Seguro, una consultora de riesgos y seguros especializada en start ups y asentada en Barcelona, la capital del emprendimiento española.
«Estuve 20 años trabajando en multinacionales. Los últimos 15 de ellos, en Repsol, donde me especialicé en gestión de riesgos y seguros. Es lo que hago ahora pero no para grandes empresas sino para proyectos que están empezando y necesitan un asesoramiento sobre este tema. Porque no saben qué riesgos tienen, cómo minimizarlos y qué herramientas existen para ello en el mercado», explica María Isabel Gámez, quien abrió este negocio hace un año escaso y ya cuenta con una treintena de clientes.
Que lo cubra el seguro
Gámez cuenta el ejemplo de unos clientes suyos que fabrican productos sanitarios y que han contratado un seguro de responsabilidad civil ante eventuales demandas o reclamaciones de los clientes. «Un dispositivo electrónico que cause un perjuicio importante sobre la salud a unos clientes puede suponer una demanda de muchos miles de euros. Tienes que ir a juicio y, si te condenan, pagar la multa, etc. Y cuando estás empezando no tienes recursos para afrontar todo eso. Pero si tienes una buena póliza, lo cubre el seguro», explica. Lo cual no significa necesariamente que se trate de un coste elevado. «No son herramientas costosas. Cuando estás comenzando, los riesgos son más limitados porque tienes menos facturación, menos personal y no tienes oficina propia. En esas condiciones, el seguro con el que estarías cubierto puede ser desde 200 euros al año. No es cuestión de coste sino de no ser consciente de los riesgos que tienes y los perjuicios que puede causar a tu proyecto», explica esta experta.
Un modelo clásico de comisiones
El modelo de negocio es claro: el cobro de comisiones por la venta de seguros pero, ¿se puede vivir con comisiones sobre productos de 200 euros? Gámez dice que sí. Asegura que invirtió 15.000 euros en poner en marcha la empresa y espera alcanzar los números negros este mismo año. Éste es su plan: «Crecemos con el cliente. Las start up se van desarrollando, van teniendo más necesidades y, si están contentas con nosotros, van a mantenernos como colaborador. Así, cuando el proyecto crezca, necesitará un seguro para la oficina, una responsabilidad civil patronal a medida que vaya aumentando la plantilla o un seguro de responsabilidad civil de administradores si se van incorporando business angels o fondos de venture capital al accionariado. Porque «cuando eres administrador de una sociedad y ésta entra en pérdidas importantes puede ocurrir que alguno de los inversores considere que no se ha gestionado bien la sociedad. Y si pone una reclamación y no tienes un seguro, vas a tener que responder con tu patrimonio personal», avisa.