Bancos: El BdE admite que el fallo de las hipotecas alivia el riesgo

El criterio final del Tribunal Supremo por el que se establecía que serán los clientes los que paguen el impuesto[…]

El criterio final del Tribunal Supremo por el que se establecía que serán los clientes los que paguen el impuesto de las hipotecas ha supuesto un alivio para las entidades españolas ante lo que el Banco de España considera que hubiera sido un factor adicional de «riesgo» si el fallo hubiera obligado al sector a liquidar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD). Sobre todo si se estableciera con carácter retroactivo, el gran temor que tenía el sector.

El director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del supervisor, Jesús Saurina, no quiso este miércoles pronunciarse -hasta no estudiarla- sobre la propuesta que realizó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la que obligará a las entidades a asumir ese impuesto a partir de ahora sin abrir la puerta a que los clientes puedan reclamar ante Hacienda lo abonado en los cuatro últimos años. En cualquier caso, la banca se ha quitado un lastre que podría impactar en sus cuentas y afectar a la necesidad de mejorar su rentabilidad, como le exigen las autoridades supervisoras.

El último Informe de Estabilidad Financiera semestral del Banco de España ha obviado cualquier referencia al conflicto por el AJD al estimar que ya no existe esa incertidumbre adicional. Lo que sí reconoció Jesús Saurina es que la acumulación de causas judiciales contra la banca, sobre todo en materia de hipotecas, tiene implicaciones «relevantes» sobre el sector. De hecho, Saurina ha mostrado su «preocupación» por algunos aspectos que se van a incluir en la reforma de la ley hipotecaria, no tanto relativos al pago del AJD sino a otras variables negociadas en los últimos meses. Porque «cualquier cambio que hagas en el mercado tendrá consecuencias económicas en los precios» de los créditos hipotecarios.

Más impagos en los créditos

El informe de supervisión del Banco de España, cuyo gobernador es Pablo Hernández de Cos, ha alertado de que ante la proliferación de todo tipo de créditos al consumo, préstamos o tarjetas, ha encendido las alarmas en el supervisor, donde ya han observado una «aceleración» de la morosidad en este tipo de líneas de financiación con las que los españoles suelen adquirir desde electrodomésticos hasta vehículos, pasando por muebles, viajes y otro tipo de bienes duraderos.

Esta alerta se constata porque el nivel de impagos de los créditos personales se ha incrementado a un ritmo del 23% hasta junio frente a un avance interanual que en diciembre del año pasado era del 8%. Este auge de los impagos ha ido en paralelo al crecimiento de este tipo de financiación al consumo, con tasas del 23% hasta mediados de año, aunque el Banco de España detecta una «cierta desaceleración» con respecto a finales de año, fruto de una moderación de la economía, en general, y de la demanda doméstica, en particular.

No es la primera vez que el Banco de España -también lo ha hecho el BCE en varias ocasiones- advierte al sector bancario sobre el auge de los créditos al consumo incontrolado y sus consecuencias. «Hay unos rápidos crecimientos de estos créditos que al final se trasladan en un aumento de la morosidad, y si hay más morosidad habrá que provisionar más», ha explicado Jesús Saurina, director general de la institución. Por ello, ha recomendado «analizar los criterios de concesión para que las entidades no caigan en un riesgo excesivo» con respecto a su modelo de negocio en el futuro.

El informe semestral también señala que las entidades financieras españolas deben reforzar su capital, puesto que desde la entrada en vigor de los requerimientos de mayor capital (CET1) en 2014, sólo han aumentado esta ratio en 30 puntos básicos, hasta el 11,9% actual.

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Esta recomendación llega apenas cinco días después de que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés) publicara los test de estrés, donde los bancos mostraban una considerable capacidad de resistencia ante un escenario adverso. Aunque las entidades españolas aguantan bien, tienen niveles reducidos de sus ratios de capital, por lo que deben desarrollar estrategias de reforzamiento de su capital a juicio del supervisor. 

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