Ruta de los Siete Lagos, los otros Alpes

Desde la ciudad de La Quiaca, la más septentrional de Argentina, parte una carretera que sigue con obstinación su dirección[…]

Desde la ciudad de La Quiaca, la más septentrional de Argentina, parte una carretera que sigue con obstinación su dirección sur a lo largo de 3.000 kilómetros a través de estepas y llanuras. Es la Ruta Nacional 40, que corre paralela a los Andes, el espinazo rocoso del continente suramericano. De repente, su trazado gira hacia la frontera con Chile, al oeste, y entonces bosques de coníferas y variedades locales de hayas y robles trepan por las laderas, el aire se carga de humedad y a lo lejos aparece una gran superficie plateada: la Ruta Nacional 40 llega a San Martín de los Andes, a orillas del lago Lácar.

Esta coqueta localidad de montaña en el norte de la Patagonia parece trasplantada desde otras latitudes. Para ser exactos, desde la misma latitud, solo que norte en vez de sur. Aquí, a similar distancia del ecuador que los Alpes, encontramos el mismo paisaje de picos nevados, bosques y agua. Más llamativo resulta el hecho de que también encontremos los mismos chalets de madera, tejados a dos aguas cubiertos con láminas de metal o pizarra, muros de piedra, senderos de grava entre praderas de césped... La respuesta a este fenómeno no es solo geográfica, sino también histórica: los primeros colonos europeos que se asentaron en este apartado rincón de Argentina procedían de la Europa alpina: bávaros, tiroleses o suizos reconstruyeron en los Andes los pueblos y granjas que habían dejado atrás, trajeron su forma de vida tradicional al rincón de América que más se parecía al viejo hogar.

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