Los banqueros españoles que tiran la toalla

 La depresión económica, que no anímica, en la que estamos metidos va a suponer un cambio generacional en todos los[…]

 La depresión económica, que no anímica, en la que estamos metidos va a suponer un cambio generacional en todos los ámbitos de la vida. Todos nos vamos a volver más conservadores, más austeros, más ahorradores, menos pedantes y menos vanidosos. Pasarlo mal agudiza el ingenio y aprieta las conciencias.

Pero si hay un sector que va a sufrir un cambio más drástico es el financiero. Se van a caer muchos mitos y muchos grupos bancarios que eran considerados emblemáticos. La avaricia desmedida y la mala gestión han acabado con cientos de años de historia. Trabajar en ellos era el cenit de cualquier carrera profesional. Hoy, muchos reniegan de marcas como Lehman Brothers, Bear Stearns, Citigroup, Merrill Lynch, Goldman Sachs o Morgan Stanley.

La forzosa renovación de las cúpulas directivas de estos grupos era una necesidad, principalmente por dignidad, por haber llevado a estos gigantes al abismo y haber empobrecido a sus millones de accionistas. Como extensión de lo ocurrido en sus centrales en Estados Unidos, sus filiales en España han tardado apenas tres meses en cobrarse sus víctimas. Algunas voluntarias, porque no han aguantado más, y otros por sentencia de muerte.

Así, desde enero hasta hoy han tirado la toalla David Jiménez Blanco, presidente de Merrill Lynch; Alberto Ibáñez, presidente de Citigroup, Javier Salaverri, responsable de banca de inversión de Citigroup; Juan del Rivero, el máximo directivo de Goldman Sachs y uno de los pocos españoles socios del banco en el mundo, Antón Arriola, jefe de banca de inversión del mismo grupo, del que también se han marchado otros directivos de menor peso; y Luis de Guindos, presidente de Lehman Brothers, entre otros.

Publicidad

Todos ellos ganaron mucho dinero en el trienio 2004-2007. Literalmente se forraron, con ingresos anuales de más de cinco millones de euros en algunos casos. Como un futbolista de primera talla mundial, tipo Messi o similar. Los más listos abandonaron el negocio antes del a crisis, como Claudio Aguirre (Merrill Lynch), Jorge Calvet (Fortis y UBS) y Jaime Bergel (Merrill Lynch y Goldman Sachs), uno de los que más ganó en menos tiempo.

Ahora, con el desplome de sus acciones, sus salarios, cobrados en gran parte con sustanciosos paquetes de títulos se han reducido drásticamente porque, además, los bonus se han quedado en los huesos. En manos ya de los Estados, el mundo de vino y rosas se ha acabado para estos banqueros a los que todo el mundo envidiaba. A los que se quedan solo les queda remar, trabajar muy duro y ganando un 90% menos porque esos títulos que todavía tienen a su nombre probablemente valdrán muy poco durante muchos años. Son papel mojado.

Por ello, varios han optado por irse a casa o buscar algún consejo de administración de 200.000 euros al año que le cubra los gastos fijos para mantener la casa. Otros directamente han sido pasados a cuchillo. Un relevo generacional abrupto, en casos puntuales irracional, tanto como lo fueron sus salarios.

En portada

Noticias de