Lorenzo Castillo: "Sufrí 'bullying' en el colegio. Fue una putada, pero me hizo más fuerte"
Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero Lorenzo Castillo ha logrado lo imposible: encumbrarse como uno de los decoradores más prestigiosos del mundo sin abandonar sus raíces.
Anticuario, decorador, interiorista y todo lo que se le ponga por delante, el Lorenzo Castillo de 2018 se siente más cómodo con la etiqueta de diseñador.
Con él, con el primer Premio Hombre Único de la revista Código Único, hablamos a corazón abierto de su familia, su educación, de acoso escolar, de sus inicios y su éxito y de cómo se ve en el futuro...
LORENZO CASTILLO: Mi abuela materna era una mujer muy sofisticada, una avanzada a su tiempo. Le gustaba mucho la decoración y decoraba la casa de una forma impensable para su época. Compraba muchas antigüedades, piezas que igual no eran muy buenas, pero sí muy decorativas. Y le daba mucha importancia a la pintura, a los colores, a las telas, a la estética...
CODIGO ÚNICO: Y esa querencia por las cosas buenas y ese gusto por la decoración lo hereda tu madre...
LC: De todas las hijas de mi abuela, a mi madre era a la que más le ha interesado la decoración. En nuestra casa familiar, mi madre estaba constantemente cambiando cosas: había un tabique que separaba el salón del comedor que se tiraba y levantaba todo el tiempo, cambiaba los sofás constantemente, hacía girar los muebles todo el rato... Y eso lo hemos heredado todos sus hijos. A los seis nos interesa la decoración, pero el único que se ha dedicado profesionalmente a esto he sido yo.
CÚ: Por la otra rama familiar está tu abuelo, que era médico y un ávido coleccionista.
LC: Mi abuelo Lorenzo, por el que yo me llamo así, coleccionaba arte, sobre todo pintura del siglo XIX y muebles del XVII. Cuando él murió, su colección, que era muy grande, se dividió entre todos sus hijos. A mi padre le cayó un trozo de esa colección, sobre todo de pintura española del siglo XIX, aunque a mi abuelo también le gustaban mucho los muebles, especialmente los bargueños españoles del siglo XVII. Él tenía el punto de vista del coleccionista o del anticuario, pero no el del decorador. Era, por así decirlo, un protoanticuario.