Cómo invertir teniendo en cuenta las señales de recesión

Los inversores han recibido con gran preocupación algunas señales de enfriamiento de Estados Unidos, ante el miedo a que se produzca una recesión: ¿toca preparar la cartera para el final del ciclo expansivo?

Tras una década de crecimiento económico ininterrumpido en Estados Unidos -el ciclo más largo de la historia-, los inversores analizan con ansiedad cada dato que se publica para descartar señales que anticipen la temida recesión. Este miedo fue el principal causante del descalabro bursátil vivido el año pasado y ha vuelto a asomar (de manera mucho más mitigada) en los últimos días, coincidiendo con la última reunión de la Reserva Federal, la semana pasada. Durante la misma, la Fed recortó ligeramente sus previsiones de crecimiento e inflación y, también, dejó entrever que la fase de política monetaria restrictiva ha tocado a su fin. Automáticamente, los mercados abonaron las ventas, sorprendidos por la decisión del banco central estadounidense, que deja entrever su preocupación por la salud de la economía. «El tono acomodaticio de la Reserva Federal fue otra clara señal de que las condiciones macroeconómicas se están desacelerando rápidamente a nivel mundial y Estados Unidos no es una excepción», opina Olivier Marciot, gestor de Unigestion.

La decisión de la Fed tuvo otro efecto «indeseado» en los mercados: lo que se conoce como la inversión de la curva de tipos de interés, un fenómeno que implica que los inversores exigen más interés por la deuda a corto que a largo plazo y que disgusta a los mercados por considerar que anticipa una recesión a 12-18 meses vista. «El diferencial entre los tipos a tres meses y a diez años entró en territorio negativo el viernes, por primera vez desde la gran crisis financiera de 2008. Este movimiento no ha pasado desapercibido a los inversores, que consideran la curva como un indicador adelantado de una posible recesión», explica Andrea Iannelli, director de inversiones en renta fija de Fidelity International. Así, el suceso fue recibido con nuevas ventas en Wall Street. 

Sin embargo, la inmensa mayoría de los expertos coincide en señalar que no hay que sobrerreaccionar ante estas noticias: ni la economía está tan mal ni la inversión de la curva de tipos es infalible a la hora de predecir una crisis. «Aunque la curva de tipos es un importante indicador sobre las perspectivas de crecimiento futuro, no es el único y no es particularmente útil para detectar el inicio de una recesión. Tampoco es bueno para predecir el pico en los precios de las acciones. Para lo que sí sirve es para anticipar una mayor volatilidad», relata Andrew Acheson, gestor de Amundi. 

En este sentido, Matthew Hornbach, de Morgan Stanley, explica que la inversión de la curva debería mantenerse al menos hasta junio antes de alarmarse por la salud de la economía. 

Asimismo, desde Goldman Sachs matizan que la proporción de la curva que está invertida no es tan alta como en recesiones pasadas, por lo que el riesgo de crisis es aún «bajo».

Esty Dwek, estratega de Natixis, se manifiesta en la misma línea: «El riesgo de recesión ha aumentado, en parte debido al deterioro del sentimiento. Pero aún no esperamos una recesión en Estados Unidos o en el resto del mundo en 2019. Es cierto que el riesgo de cara a 2020 es más alto, pero sería raro que se produzca en año electoral -el próximo ejercicio hay elecciones presidenciales en Estados Unidos-».

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Además, el reciente giro protagonizado por la Fed hacia políticas más acomodaticias debería ayudar a extender el ciclo, según los especialistas. «La Fed ha terminado con el actual ciclo de subidas de tipos y ha anunciado el final de la reducción de su balance. El exceso de liquidez no sólo sostendrá el ciclo económico y crediticio, sino que también es formidable para los mercados de bonos y positivo para el S&P 500», asevera Mondher Bettaieb, de Vontobel Asset Management.

En este contexto, hay gestoras como Schroders que, incluso, anticipan un repunte de la economía americana «en el segundo trimestre, dado que gran parte de la ralentización actual se debe a una variación temporal en el ciclo de existencias», según relata Keith Wade, economista jefe de la casa.

Entonces, ¿hay que mantener la exposición a la renta variable americana en esta situación?

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Sobre este punto, hay menos consenso que sobre las bajas probabilidades de que nos encontremos con una recesión a la vuelta de la esquina. Muchos analistas señalan que hay que mantener cierta exposición a la renta variable pues las acciones podrían seguir haciéndolo bien (como se ha visto este espectacular inicio de año) y otros llaman a la prudencia. «Seguimos siendo cautelosos y mantenemos la cobertura de la cartera actual en un nivel alto», dice a este respecto Marciot. Por el contrario, Celso Otero, de Renta 4, descarta invertir a golpe de publicación de datos económicos y explica que lo mejor es tener una cartera diversificada de largo plazo, que huya de compañías apalancadas y con márgenes bajos, pues son éstas las podrían recibir un castigo si el ciclo se viene abajo. 

También hay quien se sitúa en el término medio, como Dwek: «Creemos que los activos de riesgo lo seguirán haciendo bien y mantenemos nuestra exposición a la renta variable. Aunque puede que no sea conveniente añadir mucho más riesgo, tampoco creemos que sea el momento de eliminarlo de las carteras», dice. En ese sentido, propone optar por estrategias flexibles y de retorno absoluto.

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