Incendio en Grecia: «Las casas no se quemaban, se derretían delante de nuestros ojos»
La zona de Atica (Grecia) que se ha incendiado, entre Rafina y Nea Makri, es una de las mas populares[…]
La zona de Atica (Grecia) que se ha incendiado, entre Rafina y Nea Makri, es una de las mas populares para veranear si se reside en Atenas y sus alrededores. En menos de tres cuartos de hora se está al borde del mar, con agua transparente y grandes pinares ofreciendo una magnífica sombra. Pero desde la tarde del lunes, a más de 35 grados, el fuego se extendió con rapidez
dejando oficialmente más de cincuenta muertos y centenares de heridos a su paso.
Matina Kondarau, de 58 años, que con su marido jubilado precisamente en Mati, el pueblito a menos de doscientos metros del mar, sigue muy asustada. «Vimos las llamas que se acercaban, en diez minutos nada más, nos rodeaba el humo y con Miki mi marido nos pusimos zapatos, cogimos una toalla y una botella de agua y nos fuimos hacia el pequeño puerto de Mati con el coche. Nos sentamos en las rocas, éramos muchos ahí, estuvimos unas cinco horas. Hubo gente que se fue en las embarcaciones de los guardacostas hasta el puerto de Rafina, dejándolo todo. Nosotros esperamos, porque no teníamos niños pequeños. Cuando los bomberos dijeron que la calle principal era segura y que de ahí saldríamos hacia la ciudad de Maratón y Atenas, nos fuimos en coche y a las tres de la mañana llegamos a casa (en el barrio residencial de Kifisiá, al norte de Atenas). Ahora iremos a ver los destrozos: sabemos que no hay ni luz ni agua en la zona y que todo el jardín está calcinado. Pero la casa está entera. Lo que si tragamos es mucho humo y bebemos leche sin cesar desde la madrugada. Otros no han tenido suerte: se les quemó la casa, el jardín, el coche, todo». A su alrededor no hubo heridos: todo el mundo tuvo tiempo de abandonar su vivienda, eso sí, con lo puesto.
El señor Vanguelis, electricista, está desolado. Su casa de veraneo se ha quemado totalmente, «no queda nada más que ceniza. Lo hemos perdido todo». A la pregunta de si tenía un seguro, comenta con serenidad: «¿Qué seguro? La casa la construimos sin permiso, así nadie te la asegura». Y sigue pensando en la pérdida de esta casa, construida cuarto por cuarto durante años, en la que veraneaba toda su familia. Por suerte nadie se encontraba ahí, ya que pensaban llegar el 1 de Agosto.
Quien no para de llorar es la señora Elpida (que quiere decir Esperanza): el fuego llegó tan rápido ante su casa que no le dio tiempo a prepararse para salir con los nietos. Lo hicieron juntos envueltos en mantas, ayudados por los bomberos y ahora están en el hospital, recuperándose del susto. Solo tienen quemaduras muy superficiales, ella necesita oxígeno (sus problemas respiratorios se agravaron con el humo y las fuertes temperaturas). No sabe nada de su casa de veraneo, en la que pasaba más meses al año ahora que su marido y ella eran pensionistas y los hijos les dejaban a los nietos mientras no tenían aun sus vacaciones. «Lo importante es estar todos bien. Ya veremos el resto». En la zona los funcionarios de la administración local ayudan a rellenar a los damnificados que se encuentran ahí los documentos para solicitar una inspección de los daños y de las necesidades mas urgentes: casi todos los conocidos de la señora Elpida se han quedado sin documentos, sus casas sin luz, sin teléfono fijo, sin agua, sin alimentos. Los que no tienen familias y amigos que les acojan no saben dónde ir y se preguntan dónde dormirán esta noche. Ya se están efectuando llamamientos en los medios griegos: los ayuntamientos afectados solicitan botellas de agua, alimentos (empezando por galletas, arroz, conservas ropa de verano, medicinas (aspirinas, gasas etc)
Acogida
Los medios griegos muestran historias trágicas. Se acaba de encontrar, a cien metros nada mas de la carretera general hacia Maratón una abuela con su hija y sus dos nietas que salieron de su casa en llamas y murieron en el bosque cercano, así como unos padres con sus hijos carbonizados en su coche.
En los hospitales estatales elegidos para recibir a los heridos de estos incendios fueron los familiares de los restantes enfermos los que ayudaron durante toda la noche a quienes iban llegando: lo describe Mijális Yanakos, el Presidente de la Federación Griega de Empleados de Hospitales Estatales. Denuncia el que no había coordinación para la acogida de los heridos, pero en el hospital Sismanoglio que pudo presenciar como tanto los familiares de los pacientes como todo el personal de los hospitales a donde llegaban los heridos se volcaron para ayudarles, prestándoles sus móviles para que pudieran comunicarse con sus familias.
Mientras que el primer ministro Alexis Tsipras se mantiene informado de los acontecimientos y recibe llamadas (comenzando por el Presidente de la Comisión Europea Jean Claude Junker y el Presidente del gobierno español Pedro Sánchez), el líder de la oposición Kiriakos Mitsotakis ha visitado el Ayuntamiento de Rafina, ha hablado con los voluntarios de la Cruz Roja, con los bomberos de Nea Vutsá y se ha abrazado a la gente desconsolada. Una le contó que «no es que las casas se quemaran: se derritieron delante de nuestros ojos».
Al escribir estas líneas la televisión informa que una de las zonas incendiadas, cerca de la playa y zona residencial de Kineta, ha vuelto a las llamas. Y los bomberos siguen encontrando cadáveres calcinados dentro de sus vehículos, mientras que no se conoce el número de personas desaparecidas.
