Del Molino pide a los políticos más imaginación para combatir la despoblación

La progresiva despoblación de la España interior, con densidades que alertan de la existencia de "un problema muy grave", obliga[…]

La progresiva despoblación de la España interior, con densidades que alertan de la existencia de "un problema muy grave", obliga a los políticos "a imaginar nuevas formas de administrar, pero desde luego nunca quedarse cruzados de brazos", ha sostenido hoy el escritor Sergio del Molino.

"Es fundamental cambiar la actitud de los políticos, lejos de lo que algunos opinan en el sentido de que la sociedad rural es un lujo que sólo se pueden permitir los países más ricos y opulentos", ha manifestado Del Molino (Madrid, 1978) durante una rueda de prensa previa a un acto de la 50ª Feria del Libro de Valladolid.

En la acción política "es donde hay que intervenir con el foco puesto en el sector primario", el de la producción agroalimentaria, incluso antes que en las estrategias del turismo rural que han proliferado para revertir esta caída demográfica y que ha analizado en su ensayo "La España vacía: viaje por un país que nunca fue".

Del Molino, cuyo ensayo ha reabierto un debate social recluido hasta hace poco en la esfera académica (geográfica, sociológica y antropológica), se ha referido a los habitantes del medio rural como "ciudadanos de segunda clase, fáciles de silenciar", con dificultades en el acceso a los servicios e infraestructuras.

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Esta situación de "drama sostenido en el tiempo" es el que ha alimentado los "discursos victimistas" y "una sensación de rencor" entre los afectados, razón por la cual ha apostado por "poner de relieve, hacer visible este problema".

La tragedia de la despoblación, ha insistido, "es la de la gente que la sufre: poca, dispersa y fácil de silenciar".

Acerca del impacto social que ha tenido su ensayo, Sergio del Molino ha situado como posible explicación "la lectura emocional" del mismo, es decir la identificación de numerosos lectores con lo que se cuenta, y la percepción de que "existía un cierto interés por remover el desván del abuelo, de una cierta sensibilidad desde el ámbito literario hacia este tipo de problemas".

Para el catedrático de Geografía Fernando Manero (Universidad de Valladolid), "se ha perdido demasiado tiempo" para tratar ahora de buscar soluciones a una situación que considera "una tragedia" de proporciones irreversibles.

Desde los años sesenta del siglo XX, a raíz del éxodo rural en la época del desarrollismo, el declive demográfico ha resultado imparable en favor de las ciudades y de los núcleos periurbanos, ha comentado, "y sólo cuando nos hemos dado cuenta de la dimensión de la tragedia hemos tomado medidas".

"Pero ha sido demasiado tarde, ya que hasta 2013 no se articuló el foro de las regiones españolas para el desafío geográfico", un año antes de que el Comité de las Regiones de Europa constituyera un grupo de análisis relativo.

"¿Qué nos queda? De momento las cabezas de comarca, núcleos intermedios de población entre el medio rural y el urbano, un escalón medio como una especie de resistencia para no perder condiciones de vida digna, capacidad de competencia con las ciudades y el sentimiento de pertenencia a un territorio", ha resumido Manero, protagonista junto a Del Molino de una mesa redonda.

En la misma mesa ha participado el antropólogo Luis Díaz Viana (CSIC), quien ha reprochado la existencia de un discurso basado en que el progreso "tiene que estar por fuerza en las ciudades y que es el que ha abrazado la elite durante muchos siglos en España".

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