Los ricos también tienen miedo, pero de otro tipo
Contaba hace unos días Gary Dugan, director de inversiones de gestión global de patrimonios de Merrill Lynch, en una visita[…]
Contaba hace unos días Gary Dugan, director de inversiones de gestión global de patrimonios de Merrill Lynch, en una visita a Madrid, que "nunca habíamos visto tanto miedo entre nuestros clientes". Hacía referencia Dugan al temor de sus ricos clientes a perder dinero y recordaba cómo ha aumentado la demanda de oro físico entre ellos para tal fin. Muy probablemente sus clientes, con patrimonios de 5 o 10 millones de euros en adelante, son algunos de los que han comprado bonos del Tesoro estadounidense al 0% con el único objetivo de no perder capital en los próximos meses.
Una aseveración que es una demostración fehaciente de que la crisis ha pillado también, y de forma brusca, a los más ricos, a los presuntamente más listos, que han visto esfumarse el 50% de su patrimonio.
Pese a ese agujero, bendito problema para ellos, sólo preocupados en que ganarán menos. El viernes se conoció que España sufre una tasa de paro del 13,9% y el jueves, Trichet, presidente del BCE, hablaba de que aún espera que el crecimiento mundial "toque tierra" en 2010 (no de que se recupere). Malas previsiones para los españolitos que tienen hipoteca y no trabajo. Eso sí es un problema.
Pero no crean, cada cual aguanta su cruz. Ni a usted ni a mí nos pillaron en la quiebra de Bear Stearns con las hipotecas subprime titulizadas, ni en la de Lehman Brothers con sus bonos, ni nos han pillado los tejemajes en derivados de Kerviel en Societé Générale, ni la estafa de Bernard Madoff O, para hablar de cosas más cercanas, con la congelación del hedge fund de La Caixa y de UBS en Madrid, o de la rebaja de los activos del fondo inmobiliario de Santander y de BBVA, este en liquidación.
¿Y saben por qué? Porque no podemos ser clientes de banca privada con nuestro patrimonio. Somos sólo un españolito más, que estira su nómina para llegar a fin de mes, se está olvidando de ir al cine o cenar fuera y espera con la ilusión de un preso la llegada de un permiso carcelario en la forma de una revisión del Euribor.
Así que eso, que cada palo aguante su vela o -como dice Arturo Pérez-Reverte- que cada perro se lama su ciruelo, que problemas tenemos todos y la crisis, como la muerte en algún momento, nos llega a todos: sólo que de diferente manera.