Pymes y despidos, cuando el corazón se impone
Me contaban este fin de semana un caso claro de cómo se viven los recortes de personal en las pequeñas[…]
Me contaban
este fin de semana un caso claro de cómo
se viven los recortes de personal en las pequeñas empresas; de cómo se hace
de difícil tomar una decisión tan complicada cuando la empresa no carbura y la
única salida es la de despedir a un empleado. Y digo uno, porque en el caso que
me contaban sólo había un trabajador.
No voy a
entrar en disquisiciones sobre si hay o no una relación más estrecha entre el
empresario y el trabajador de una pequeña empresa, que probablemente las haya,
sino en lo que puede pasar si no se coge
al toro por los cuernos cuando llega el momento.
Nuestra pyme
realiza un trabajo relacionado con la
construcción y ha sufrido en 2008 la caída del negocio, hasta el punto de
que el empresario sólo tiene ya un empleado a sueldo, el más antiguo. Sin embargo, el dinero no entra. No
entran siquiera trabajos. No se factura y llega el momento de tomar una
decisión.
En un momento
de lucidez empresarial, el propietario del negocio llama a su gestora y pide el cálculo del importe del despido
de su único trabajador. Los ocho mil euros son todo un mazazo. En la hucha
de la pyme quedan sólo unos seis mil euros, y bajando ¿Cómo se ha llegado hasta
ese punto? La empresa no tiene dinero
para despedir a su empleado. Tendría que pedir dinero prestado para poder
hacerlo. Pero es que -sin facturación- las nóminas seguirán comiéndose lo poco
que queda y, tarde o temprano, no se podrá pagar el despido. La pyme ha llegado
a una situación límite, pero el corazón tira y son muchos años juntos... ¿Qué harían ustedes? ¿Le despedirían,
negociarían con él las condiciones del despido tras ponerle al corriente de la
situación?
Pues nuestro
empresario no hizo nada. No se si tomó la decisión de aguantar por no echar a
un amigo/empleado o si, simplemente, escondió la cabeza debajo del ala sin
valor para tomar una decisión. El caso
es que la empresa vuelve a facturar algo este mes y la hucha no baja, a
pesar de los salarios. Sin embargo, la espada de Damocles sigue ahí...
¿Y el
empleado, qué opina de todo esto? Me
cuesta creer que no se diera cuenta de que cobraba sin trabajar y que
pensara que la situación iba a durar para siempre... Sin embargo, es más fácil
que el problema se lo quede otro, verdad. Sí, es más fácil ver los toros desde
la barrera que arriesgar y ser empresario. Luego, con decir que el empresario
es un mal amigo, arreglado.
¿Se acordará
cuando el mercado laboral mejore de que cobró por no trabajar, que mantuvo su
empleo en tiempos de crisis a costa del esfuerzo de otra persona (empresario o
no) o le dejará tirado cuando reciba una oferta mejor? Y si la empresa vuelve a
meterse en problemas, ¿ustedes -si
fueran ese empleado- también se harían 'el loco' o aceptarían lo que hay?
¿Se imaginan, por último, cuántas pymes han pasado por esta situación en los últimos meses y cuántas se encuentran en medio de ella en estos momentos?