La gran sorpresa del Banco Central Europeo

Aunque llevemos muchos años bregando con los mercados financieros y pensemos que estamos acostumbrados a los cambios repentinos, los momentos inéditos y los sobresaltos no dejan de ocurrir.

Aunque llevemos muchos años bregando con los mercados financieros y pensemos que estamos acostumbrados a los cambios repentinos y a las sorpresas que de manera frecuente éstos nos deparan, los momentos inéditos y los sobresaltos no dejan de ocurrir. Quizás sea esta característica, ligada a la incertidumbre, la que los convierte para algunos en atractivos y para otros en intratables.

El jueves pasado fue uno de esos días que se recordarán durante tiempo por lo que en él aconteció. Las conversaciones de los traders y de los profesionales de los mercados financieros girarán frecuentemente en torno a las diferentes explicaciones sobre la naturaleza y la causa de los movimientos de los diferentes activos en ese día. Tan solo un día antes, el mercado estaba convencido de que esta vez tampoco tocaba recortar los tipos de interés ni adoptar ninguna medida de política monetaria expansiva, a pesar que los datos de inflación de la zona euro se venían mostrando peligrosamente bajos. 

Hay que recordar que el mandato del Banco Central Europeo es el de la estabilidad de precios y, por tanto, no solo el de impedir brotes inflacionistas, como muchos pueden llegar a pensar, sino también el de controlar los descensos sostenidos y generalizados de los precios que pueden a llegar a ser tan indeseables como las subida.

Y a convicción venía respaldada por la publicación en un influyente medio de comunicación, especializado en mercados financiero de declaraciones procedentes de fuentes del Banco Central Europeo, que descartaba alguna actuación del banco central motivada por el último dato de precios publicado en la Eurozona. La influencia alemana se deja entrever en esta noticia y, una vez más, los participantes en el mercado daban por bueno y aceptado que se saldrían con la suya. De hecho, el único votante en contra de la decisión tomada fue el representante del Bundesbank , señor Weidmar.

Pero, a pesar de todo, y tomando desprevenido a todos los que se mueven por los mundos financieros, el regulador del euro anunció un recorte del tipo de referencia de un cuarto de punto así como una bajada del tipo aplicado a los préstamos marginales, quedándose en 0.25% y 0.75% respectivamente. 

Y por si fuera poco, el comunicado y rueda de prensa posterior ofrecido por el presidente Mario Draghi, puede ser calificado, sin miedo a equivocarse, como el más agresivo de todos los que ha realizado este banco central en su historia. Draghi no sólo aseguró que mantendrían los tipos bajos durante mucho tiempo, sino que utilizando terminológica bélica, dijo que tendrían toda la artillería preparada para, incluso, activar tipos negativos en los depósitos bancarios con el Banco Central Europeo, si fuera necesario. También alargaron los préstamos de importe ilimitado y tipo fijo al sistema financiero hasta bien entrados 2015, y advirtió que, de ser necesario, actuarían con nuevos LTROs de largo plazo.

Evidentemente, se nota que las elecciones alemanas ya no están tan presentes y que el partido de Angela Merkel está negociando con el partido socialista alemán. En otros tiempos hubiese sido impensable que Draghi se atreviera a adelantar una política monetaria tan agresiva que, sin llegar a ser del estilo de la norteamericana o británica, con compras masivas de deuda pública, si que prometía liquidez ilimitada.

Y no es que pensemos que el Banco Central Europeo no es independiente, pero sí que hay que reconocer que la influencia de gobiernos con tanto peso como el alemán se ha dejado sentir en las decisiones.
A pesar de todo, la decisión tomada de recortes de tipos de referencia tendrá poco efecto directo en la economía real. Es cierto que la determinación mostrada será un elemento importante que infunda confianza entre los inversores, pero para que el crédito fluya y la economía crezca creando empleo se necesita algo más. Esto es la desfragmentación total de los mercados monetarios y, para ello, es más que posible que más adelante tengan que proporcionar liquidez mediante nuevos repos a largo plazo.

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En cualquier caso, hay que considerarlo como una medida positiva, y de lo que cabe quizás menor duda es que ayudará a que la cotización del euro contra el dólar se reduzca y ayude a la competitividad de nuestro sector exportador.

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