Camboya aprueba una ley sindical que limita la acción de las asociaciones
La Asamblea Nacional de Camboya aprobó una controvertida legislación sindical que amenaza con limitar la capacidad de los grupos de[…]
La Asamblea Nacional de Camboya aprobó una controvertida legislación sindical que amenaza con limitar la capacidad de los grupos de trabajadores, informan hoy medios locales.
Algunos aspectos polémicos de la ley son la exclusión en el textos de los funcionarios y otras profesiones, así como la necesidad de aprobar cada huelga por mayoría absoluta o los requisitos para los líderes sindicales, que deben poder escribir y leer en jemer y carecer de antecedentes penales, entre otros.
La Policía cargó contra unos doscientos activistas y sindicalistas que se manifestaban frente al parlamento mientras la cámara aprobaba, este lunes, la nueva regulación que afectará a unos 3.400 sindicatos del país.
La ley necesita aún pasar por el Senado, donde el partido gobernante cuenta con amplia mayoría.
La Organización Internacional del Trabajo y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) pidieron la semana pasada al Ejecutivo camboyano que cumpla con los pactos y convenios internacionales ratificados por el país y denunciaron el control excesivo sobre los sindicatos.
"El borrador de ley es definitivamente anticonstitucional y contrario a los acuerdos. Por lo que, cuando la ley viola la constitución y los acuerdos, repercutirá en las marcas internacionales", dijo el director del grupo de ONG de derechos laborales Central, Moeun Tola, al diario local Cambodia Daily.
El sindicato internacional Industrial, del que forman parte diez sindicatos camboyanos del sector textil, se sumó a las críticas en marzo y pidió en una carta abierta al primer ministro de Camboya, Hun Sen, que aumente las multas sobre los empleadores.
El sector textil es la principal industria de Camboya, representa el 80 por ciento de las exportaciones y emplea a cerca 700.000 personas, según el ministerio de Comercio.
Entre 2013 y 2014, varios manifestantes murieron a causa de disparos de la policía y decenas fueron detenidas durante protestas de los trabajadores y sindicatos que pedían una subida del salario mínimo, en fábricas en su mayoría subcontratadas por marcas internacionales.
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