Cómo invertir en crecimiento sin el riesgo de los Siete Magníficos 

La ponderación de los Siete Magníficos en el índice de la bolsa mundial ha subido hasta representar un 25 % del total, con el riesgo de concentración que eso supone

El mercado de renta variable se ha vuelto cada vez más concentrado en los últimos cinco años, con la mayor parte del rendimiento impulsado por un pequeño grupo de acciones de mega capitalización. 

En concreto, la ponderación de las compañías apodadas los Siete Magníficos (Alphabet, Amazon, Apple, Meta Platforms, Microsoft, Nvidia y Tesla) ha crecido hasta representar más de una cuarta parte de todo el índice MSCI World, multiplicando la influencia desproporcionada que ejercen sobre los mercados bursátiles globales. 

“En términos prácticos, ahora menos acciones impulsan una mayor proporción del rendimiento absoluto total del mercado (...) Dicho de otra manera: el mercado puede contener miles de empresas cotizadas, pero la experiencia de tener el índice se parece cada vez más a poseer solo unas pocas”, dice un reciente informe de Robeco. 

Este contexto, unido a las fortísimas revalorizaciones que acumulan estas siete compañías, dificulta enormemente el posicionamiento de los inversores de cara a 2026. 

Es peligroso estar infraponderado en los Siete Magníficos

Tal y como explica Vera Fehling, CIO EMEA de DWS, “es muy peligroso estar infraponderado en las siete grandes” pero, al mismo tiempo, también lo es apostar por estas cotizadas que descuentan crecimientos desorbitados de los beneficios y cuyo futuro está aún por escribir. 

"De las grandes tecnológicas de hace quince años solo queda Microsoft en el podio”, explicó Fehling en un almuerzo de prensa, celebrado esta semana. 

En relación con eso, es importante tener en cuenta otra consideración, a su juicio: aunque la inteligencia artificial “va a continuar siendo una temática ganadora, no todas las compañías de IA serán ganadoras, por lo que la selección importa”. 

En la misma línea se expresan desde Robeco: “Para los inversores que apuestan en contra de los líderes actuales, el riesgo es que el impulso continúe y persista durante más tiempo de lo que los modelos de valoración podrían sugerir", generando "un lastre persistente en el rendimiento relativo”.  

Sin embargo, apostar fuertemente por los ganadores también es problemático. “Las posiciones sobreponderadas concentradas pueden amplificar el riesgo de la cartera y crear una exposición incómoda a una narrativa que podría cambiar con rapidez, especialmente si el impulso de las ganancias se desacelera, el entorno regulatorio cambia o los modelos de negocio se ven alterados. La historia muestra que las reversiones suelen ocurrir no de manera gradual, sino abruptamente, y después de periodos prolongados en los que se afirmaba: Esta vez es diferente”, añade el documento. 

Soluciones para un problema complejo 

Los profesionales creen que la diversificación es la herramienta adecuada para afrontar este problema tan complejo. 

En el caso de Fehling, opina que la renta variable emergente puede ser una opción en este sentido: “Si se quiere tener exposición al sector tecnológico pero sin comprar los grandes nombres, que están caros, se puede ir a los mercados emergentes”, que están muy apalancados en el componente tecnológico. 

Una sugerencia parecida tiene Devan Kaloo, responsable global de renta variable de Aberdeen Investments

“A principios de este año, las asignaciones a mercados emergentes alcanzaron mínimos de varios años, ya que los inversores se lanzaron a por las acciones estadounidenses, impulsados por el optimismo en torno a la inteligencia artificial y las expectativas políticas bajo el segundo mandato del presidente Donald Trump. Aunque dichas asignaciones han dado sus frutos hasta ahora, han dejado las carteras expuestas al riesgo de concentración y a valoraciones 'perfectas'. En este contexto, los emergentes ofrecen una alternativa atractiva”, apunta. 

Distintos factores le permiten hacer esta afirmación, como un crecimiento mayor que el de los mercados desarrollados, la debilidad del dólar (que favorece el desempeño de los mercados emergentes) y las valoraciones atractivas, con descuento frente a los activos de mercados desarrollados. 

“Esta diferencia de valoración no se justifica por los fundamentales. Los mercados emergentes y los mercados desarrollados han convergido en términos de volatilidad, pero las acciones emergentes siguen cotizando como si fueran estructuralmente más volátiles. Esto sugiere una posible oportunidad de revalorización”, escribe. 

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