La democratización del ahorro, de la mano de robots y algoritmos

Hace apenas dos años que los gestores automatizados desembarcaron en España y ya son historias de éxito. Analizamos su aparición y evolución futura

¿Qué lleva a un inversor a poner su dinero en manos de alguien o «algo» que solo conoce a través de una pantalla? La comercialización y acceso a vehículos para rentabilizar el ahorro en España ha sido tradicionalmente coto casi exclusivo de la banca nacional, con escasa oferta de terceros y poca presión para ofrecer valor de verdad al ahorrador. Al calor del descontento creciente entre los ahorradores españoles, limitados a productos caros y poco rentables, nacieron en España hace poco más de tres años los gestores automatizados, plataformas que operan íntegramente por Internet y que buscan suplir las carencias de los asesores de inversión clásicos.

Pero su auge se entiende verdaderamente mirando las cifras de rentabilidad media pasada. Según un estudio de Fernández y del Campo (2010), entre 1991 y 2009 la rentabilidad media de los fondos de inversión en España en los últimos 3, 5, y 10 años (del 0,51%, del 2,23% y del 0,85%, respectivamente) fue inferior a la inversión en bonos del Estado a cualquier plazo y a la inflación.

Los expertos de esta nueva industria coinciden en un término para referirse a la transformación de la inversión en España: democratización. El principal objetivo de estos gestores automatizados es magnificar el acceso de la población a vehículos de ahorro que, por desconocimiento o por barreras reales, tradicionalmente han sido terreno de inversores profesionales o con patrimonio alto. «La principal motivación fue el bajo rendimiento que obtienen los inversores en España a través de los bancos o las bancas privadas. El gran coste de distribución hace que los productos de inversión en España sean muy caros y, por lo tanto, poco rentables en el largo plazo», cuenta Unai Ansejo, cofundador y co- CEO de Indexa Capital. Con apenas dos años y meses de vida, este «robo advisor» español ya es el cuarto mayor en Europa por volumen bajo gestión. Solo por detrás de pioneros británicos y alemanes como Nutmeg, Scalable Capital y Moneyfarm. Vieron «un claro hueco para la desintermediación a través de un gestor automatizado que redujera al máximo los costes de inversión automatizando los procesos donde las personas no aportan valor».

Los «robo advisors», como se conoce en inglés a los gestores automatizados, elaboran carteras de vehículos de inversión, cada uno a medida siguiendo una escala de riesgo, en base a un sencillo cuestionario que se rellena digitalmente y que luego es procesado o bien por algoritmos propios o por un comité de inversión humano. En el caso de algoritmos, como el de Finizens, se nutren del estudio histórico de las rentabilidades y correlaciones de las diversas clases de activos (bonos, Bolsa, oro, materias primas, etc.) con el objetivo de crear una selección diversificada. La asignación de activos se «rebalancea» (recoloca) cada cierto periodo de tiempo o tras movimientos fuertes de mercado para preservar la asignación de activos óptima. Otros, como en inbestMe, se apoyan también en un comité de inversión humano. Es un grado mínimo de personalización ya que la propuesta se ajusta al riesgo que puede asumir el inversor y a sus objetivos con el ahorro, pero mantienen los costes tan bajos porque no ofrecen una atención dedicada y exclusiva de un asesor humano.

Por lo general, las cestas que construyen estos gestores se componen con ETFs o fondos indexados ya que, según múltiples estudios, rara vez los fondos de gestión activa baten al índice de referencia y, además, son más caros. Como recoge un informe de Deutsche Bank, en la última década, los fondos de gestión activa americanos solo lograron batir a los ETFs ligados a los índices estadounidenses en 2007 y 2009. En contraste, lo hicieron significativamente peor en 2008 y 2012. De hecho, solo el 40% de los fondos de gestión activa fue capaz de batir los retornos de los ETFs entre 2014 y 2016, lo que según los expertos de la entidad «supone que sea muy complicado para el inversor de a pie elegir el fondo ''correcto''». En otros gestores automatizados, como Feelcapital, en cambio, un equipo de selectores realiza una criba de lo que a su entendimiento son los mejores fondos de gestión activa para cubrir cada nicho; como lo haría un asesor financiero tradicional.

Pero la banca tradicional no se está quedando atrás. Prácticamente todos los principales agentes financieros de España han lanzado, o al menos anunciado su intención, un gestor automatizado tanto puro como de gestión mixta que se complementa con departamentos de análisis de fondos, como es el caso de Popcoin, de Bankinter. «El objetivo fundamental de las carteras de Popcoin es vincular su rentabilidad a la evolución de las Bolsas, cuando el contexto de mercado es favorable, pero siempre con la prioridad de preservar el patrimonio en los años en los que los principales índices adopten un tono bajista», explican desde la entidad. BBVA, Caixabank, Evo Banco, etc. ya cuentan para sus clientes de menor patrimonio servicios de asesoramiento digital.

Una tendencia imparable

Uno de los principales motores de su crecimiento ha sido precisamente una mayor regulación del sector. Las nuevas normativas, cuya finalidad era mejorar la transparencia de los servicios financieros, propició el efecto secundario de «dejar fuera» del asesoramiento financiero independiente a los ahorradores con patrimonios pequeños. Según datos de la Financial Conduct Authority (la CNMV británica) recogidos por Deutsche Bank, en 2016 la mitad de los asesores financieros de Reino Unido rechazaron clientes por el tamaño de su inversión. Y un 30-50% de los consumidores afirma que pagaría por dichos servicios si fueran más asequibles. El precio es precisamente la baza con la que juegan estas plataformas. Los «robo asesores» europeos cobran de media un 0,8% por sus servicios; muy por debajo de las entidades financieras tradicionales, pero también por encima de sus homólogos norteamericanos, que se mueven en el 0,4%.

La velocidad de crecimiento ha sorprendido incluso a los propios agentes de la industria. Indexa Capital alcanzó recientemente los 100 millones de activos bajo gestión, un hito que se habían marcado para dentro de nueve meses. Y desde la gestora confían en que el ritmo siga. De cara a la próxima década ven a los gestores automatizados copando entre 10.000 y 20.000 millones gestionados, de los cuales entre 5.000 y 10.000 estarían con la propia Indexa. Y es que el objetivo de Indexa es ser en 10 años la mayor gestora no bancaria de España. Un objetivo ambicioso, reconoce Ansejo, pero apenas sería entre el 1,5 y el 3% del mercado de fondos y planes de pensiones en España en ese momento.

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