Reyes y parias en el mercado de divisas

El peso mexicano y el colombiano destacan por su buena evolución, mientras que el argentino, el bolívar venezolano, el real brasileño y la lira turca sufren.

El ejercicio está siendo de amplios movimientos en el mercado de divisas. Tal es así que se puede hablar de los grandes ganadores y de los grandes perdedores. 

Entre los primeros, los más alcistas frente a nuestra moneda de referencia, el euro, destaca el peso mexicano, que ha rebotado un 10% tras perder el año anterior casi un 7% y cerca de un 15% en el ejercicio 2016 a cuenta de los temores que surgieron en esa economía a raíz de la victoria de Donald Trump. El triunfo del izquierdista Andrés Manuel López Obrador no ha provocado una caída de la moneda, sino todo lo contrario: de hecho, el acelerón del peso tuvo lugar sobre todo a partir de mediados del mes de junio, sin que el resultado de los comicios, en julio, interrumpiera esa buena marcha. 

Otra divisa latinoamericana con muy buena evolución este año es el peso colombiano, con una revalorización de cerca de un 7%, lo que supone también un rebote respecto al año 2017 cuando se depreció cerca de un 14% frente al euro. Ello implica que también el proceso electoral del que Iván Duque, conservador, salió vencedor ha favorecido a la moneda de Colombia. 

Si estas dos divisas del sur de América destacan entre las ganadoras, entre las perdedoras nos encontramos con otras tres monedas de la región. En primer lugar, con el bolívar venezolano, que ha sufrido un verdadero desplome respecto al euro y que los registros de Bloomberg redondean al 100%. Mientras, el peso argentino, con la fuga de capitales que dio lugar a la petición de un rescate al FMI y con el riesgo de recesión que podría agravarse con los ajustes exigidos a cambio de la ayuda financiera, se deprecia casi un 30% en lo que llevamos de año tras perder otro tanto el ejercicio pasado. El real brasileño, por su parte, retrocede un 9%, debido a la incertidumbre política que envuelve al país ante las elecciones del próximo otoño; las dudas sobre si Lula, el candidato favorito para los brasileños, se podrá presentar, o no; y la creciente popularidad de la ultraderecha que representa Jair Bolsonaro. En 2017 el real bajó otro 18% frente al euro. 

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La evolución de las divisas latinoamericanas es especialmente importante para la Bolsa española puesto que muchas empresas que cotizan en ella obtienen en esos países gran parte de sus ingresos, con lo que la caída de las divisas o su apreciación afecta a sus cuentas de resultados. Por tanto, este año, los valores más expuestos a Colombia y a México pueden recibir buenas noticias, mientras que los más dependientes de Brasil, Venezuela y Argentina podrían sufrir.

Entre las monedas perdedoras también nos encontramos con la lira turca, que retrocede un 25% por la desconfianza que muestra el mercado hacia un país con la política monetaria intervenida directamente por los intereses del Gobierno en mantener bajos los tipos de interés. El banco central turco ha permanecido impasible ante la caída de la lira hasta mínimos históricos y a una velocidad récord, aunque aún es posible que tome la decisión de subir los tipos de interés de forma extraordinaria, es decir, antes del 13 de septiembre, fecha en que está fijada la próxima reunión ordinaria de política monetaria. En todo caso, no hay que descartar la posibilidad de que se vea obligado, como Argentina, a negociar un rescate con el FMI o que tenga que imponer controles de capitales para frenar la sangría. No hay que olvidar que el país latinoamericano subió los tipos de interés drásticamente y ni siquiera esa medida evitó que tuviera que pedir ayuda al Fondo. Si seguimos con la comparación entre Turquía y Argentina, descubrimos que los bonos en moneda local del primero ya lo están haciendo peor que los del segundo en lo que llevamos de ejercicio. 

De hecho, existe una correlación bastante directa entre la evolución de la divisa de un país y el camino que adoptan sus bonos. La rentabilidad de los títulos turcos a diez años ha saltado desde principios de año desde niveles del 11,5% hasta rozar el 20%, firmando el peor comportamiento de toda la deuda emergente en moneda local. 

También podemos establecer una comparación entre Argentina y otro país de actualidad, Irán. Como ocurría en el país latino, la autoridad monetaria iraní está estableciendo un tipo de cambio oficial que se encuentra muy por encima del de mercado, del que se aplica en los intercambios entre particulares, entre los ciudadanos del país que están haciendo acopio de dólares y euros para hacer frente a la galopante subida de la inflación. El tipo de cambio oficial sitúa al rial iraní en un valor que duplica al de mercado, al que se encuentra a pie de calle. 

Hasta ahora hemos hablado en absoluto, a nivel global, de las monedas más destacadas que mejor lo están haciendo y de las que peor se están comportando. Ahora nos vamos a centrar en quiénes son los reyes y los parias entre las monedas del G-10. La moneda que más gana este año es el yen japonés, con una revalorización de un 4,80% frente al euro, seguida del dólar, que avanza casi un 4%. La peor de todas, y con diferencia, es la corona sueca, que se deprecia casi un 5% frente al dólar.

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