La renta fija juega al despiste y dificulta la gestión

En pocas semanas, la rentabilidad del bono alemán ha entrado en negativo y la curva de tipos americana se ha invertido, para luego revertirse ambos fenómenos

El mercado de bonos, de vez en cuando, se pone interesante. Aunque ello no siempre sea sinónimo de atractivo para los inversores. A veces «interesante» equivale a «peligroso». En las últimas semanas, los altibajos han dominado su evolución: el interés del bono alemán a diez años llegó a entrar en negativo, hasta rondar el -0,10%, su nivel más bajo desde 2016, para luego, con cierta brusquedad, volver a terreno positivo. Al mismo tiempo, en el último tercio del mes de marzo, la curva de tipos americana llegó a invertirse: los inversores llegaron a pedir mayor rentabilidad por la deuda a tres meses que por el vencimiento a diez años (ésta cayó a su nivel más bajo en 16 meses), pero prácticamente un mes después de protagonizar un fenómeno que suele interpretarse como prolegómeno de una recesión, ha vuelto a su ser. 

Los bonos se han puesto interesantes porque dan mucha información sobre la situación de la economía. Son su mejor termómetro. Y también pueden predecir la evolución de las Bolsas porque tienen una correlación inversa con éstas. Félix López, de Atl Capital, explica que se produjo un aplanamiento de las curvas a nivel global (los tipos a largo bajaron) por el cambio de mensaje de los bancos centrales: la Reserva Federal norteamericana suspendió sus subidas de tipos y el BCE retrasó hasta al menos el final de este año la primera de las suyas. Ello animó a los inversores a tomar riesgo en renta fija. Los tipos de los bonos bajaron y se estrecharon los diferenciales de crédito. 

Pero este fenómeno se ha detenido y se ha revertido en parte porque, como apunta David Ardura, de Gesconsult, recientemente se han publicado referencias económicas con mejor tono en China y en Estados Unidos. «Unos mejores datos en China tanto de crecimiento del crédito como manufactureros y los avances en las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China han corregido parte del movimiento tan abrupto que vivimos en marzo», añade Alfonso Benito, de Dunas Capital. Y con ello coincide Chris Iggo, de AXA IM: el reciente y ligero repunte de la rentabilidad de la deuda sugiere que los miedos a una recesión parecen haber descendido y, además, le ratifica en su idea de que los inversores sobrerreaccionaron a los temores económicos con anterioridad

Altibajos e incertidumbre

Ardura cree que los movimientos a los que hemos asistido, que esos altibajos, son los típicos de momentos de dudas, de falta de certezas sobre la situación económica. Y señala tres fuentes de incertidumbre: que en China funcionen los estímulos, que Estados Unidos continúe creciendo incluso sin más expansión fiscal y la desaceleración de Europa, que parte de una situación ya débil.

Expectativas de tipos de interés, crecimiento y el impacto que en éste puede tener la guerra comercial si no se soluciona. El mercado de renta fija es muy sensible a estos fenómenos. Datos económicos débiles hacen pensar en una política monetaria laxa y ello favorece a los bonos; macro reacelerándose provoca que se teman subidas del precio oficial del dinero y los inversores prefieran optar por activos de riesgo como las acciones, lo que penaliza a la deuda. Ése es el esquema general. Pero la incertidumbre existente hace que no sea tan fácil acertar. ¿Qué recomiendan o qué están haciendo los gestores en renta fija? 

¿Qué hacer con los bonos?

David Ardura aconseja prudencia en las carteras de deuda y no asumir como normal un contexto de tipos que no lo es. Así, las líneas generales de su gestión son: liquidez, duraciones cortas y ser muy selectivos con la renta fija privada. También precaución aconseja Benito: «Hay que ser extremadamente precavido con la inversión en renta fija. Los bonos de alta calidad apenas ofrecen rentabilidad, mientras que los bonos de alto rendimiento están en niveles muy altos si los comparamos con sus medidas históricas. Quizás hemos visto los mejores momentos de este activo para los próximos trimestres, sin que esto signifique una caída abrupta de los precios».

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Hablando de activos particulares, desde Fidelity, Andrea Iannelli apuesta tácticamente por la deuda americana, dado que no ve un catalizador para que la Fed suba los tipos de interés. Mientras, considera que los tipos alemanes pueden subir si los datos repuntan o al menos se estabilizan, lo que desaconsejaría su inversión. Y, en cuanto a la periferia europea, considera que, ante las citas electorales, la volatilidad podría aumentar, lo que le ha llevado a su firma a recortar parte de su exposición.

Ignacio Victoriano, de Renta 4, señala, sobre este mismo universo de los bonos soberanos, que trata de estar fuera o con posiciones cortas (vendidas). Con el diagnóstico que subyace a estas posiciones coincide Félix López, que afirma que el mercado soberano se ha agotado ya. Y extiende esta opinión al mercado de crédito de alta calidad crediticia. De hecho cree peligroso que hayan bajado los tipos de interés al tiempo que se han estrechado los diferenciales. No puede ser sostenible, en su opinión: si tipos más bajos descuentan un peor escenario económico, el mercado debería castigar a los emisores más débiles y que más sufrirían en esta coyuntura.

Ardura es partidario de ser selectivo con la deuda privada para apostar por la de mayor calidad, con grado de inversión y por activos con colateral. Iggo, en general, cree que el contexto puede ser positivo para este segmento del mercado de deuda, debido a que el entorno de tipos de interés continuará siendo favorable. 

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Apuestas en deuda privada

Como opción dentro de la deuda privada, López apunta el interés de la bancaria, en particular las emisiones de AT1 y de cocos: a este tipo de deuda le favorece especialmente que la banca sea cada vez menos rentable pero cada vez más segura. Ignacio Victoriano está positivo con el crédito y coincide en la apuesta por el bancario, dado que cree que le pueden favorecer las próximas medidas que el BCE ha sugerido para reducir el efecto perverso de los tipos negativos en su cuenta de resultados. Además, cree que el sector de las telecos puede tener potencial, porque se ha quedado atrás. Avisa, de todas maneras, de que la valoración de la deuda privada empieza a ser exigente, aunque no tanto como a principios de 2018. Victoriano se queda con títulos de renta fija híbridos, tanto en grado de inversión como en alto rendimiento, pero siempre en la parte corta de la curva, es decir, con vencimientos cercanos. 

Victoriano también advierte de que quizás con vistas a finales de año puedan venir curvas si el repunte económico lleva a los bancos centrales a volver a avisar sobre nuevos endurecimientos monetarios. Y una parte del mercado de deuda que se vería más afectada sería aquélla en la que están buscando rentabilidad los inversores: la del mundo emergente. Así, Victoriano cree que este universo puede seguir haciéndolo bien mientras el BCE y la Fed mantengan el tono actual. Para Ardura, el escenario global es el ideal para los emergentes (además de porque el dólar no se refuerza más) y también el suyo propio doméstico, porque la inflación se está moviendo a la baja en la mayoría de los países. Bien es verdad que alerta de riesgos tales como los derivados de las elecciones que van a tener lugar este año en países importantes, por ejemplo, en India, lo que puede introducir volatilidad. 

Síntesis de opciones

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Todas estas opciones que existen en un mundo de la renta fija tan complejo los analistas de Wisdom Tree las resumen en tres. Y con esta premisa en particular para Europa: «Ante la ausencia de cualquier acción fiscal, es difícil apuntar un factor impulso inmediato que resuelva el problema de crecimiento en la eurozona. Mientras tanto, los inversores de renta fija necesitan beneficios». Las alternativas que enumeran para lograr rendimientos son, en primer lugar, el incremento de la duración, puesto que los vencimientos más extensos tienden a rendir más, aunque con ellos también se asume más riesgo ante una eventual subida de los tipos de interés. También se puede elevar el riesgo crediticio que se asume, aunque si el escenario con el que nos topamos es una recesión, el castigo en estos títulos puede ser mayor. Por último, los inversores se pueden enfocar al exterior, bien a Estados Unidos, bien al mundo emergente, aunque hay que contar con el impacto de la variación de la divisa. 

Benito, para finalizar, señala que a un inversor particular le puede ser difícil acertar con el activo concreto de renta fija y también advierte de que lo mejor es no restringirse únicamente a la renta fija. Por eso, cree que lo mejor es apostar por productos flexibles, multiactivos y multiestrategia. No tienen más riesgo ni más coste por la diversificación que aportan, incluyendo, por ejemplo, una pequeña posición en renta variable, objetivamente más barata que la renta fija, o una duración negativa en el conjunto de la cartera de deuda.

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