¿Hay que invertir en las empresas que hacen planes de recompra de acciones?

La recompra es un recurso muy empleado en Estados Unidos como herramienta para remunerar al accionista cuando la compañía piensa que la acción está infravalorada. En España, comienza a utilizarse algo más. ¿Es motivo para comprar un valor?

En las últimas semanas hemos leído noticias relacionadas con programas de recompra de acciones acometidos por diferentes empresas, desde IAG a Iberdrola, pasando por compañías más pequeñas como Colonial o Ercros. Este tipo de planes son una herramienta que se suele emplear mucho en Estados Unidos cuando las compañías tienen un volumen de caja importante y piensan que la acción está infravalorada en el mercado. Es una manera de crear valor para los accionistas, más allá del reparto de dividendos, por dos motivos: para empezar, porque lo habitual es que la presión compradora incremente o, al menos, mantenga los precios (además de ser interesante a nivel fiscal). Y, además, porque al reducirse el número de acciones en circulación, se incrementa el beneficio por acción. 

«En Estados Unidos ha tenido siempre muchísima fuerza y se ha utilizado muchísimo. Uno de los grandes campeones de esto ha sido Microsoft. Es una buena alternativa cuando la empresa tiene mucha tesorería y considera que la acción está infravalorada. Si se hace por estos motivos, bienvenido sea», explica Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole.

«En España no se ha impuesto todavía como una alternativa o complemento al dividendo, como una vía indirecta de remuneración al accionista, que es como se usa en Estados Unidos. Seguramente, no se ha generalizado en España porque durante los últimos años no sobraba precisamente la liquidez. La prioridad era maximizar la generación de cash flow para dedicarlo a reducir deuda. A medida que vaya mejorando la caja, puede que más compañías adopten este tipo de prácticas», explica por su parte Nicolás López, de MG Valores.

En ese sentido, si este tipo de prácticas son una vía para crear valor de cara a los accionistas, ¿puede ser motivo para entrar en una cotizada?

A ese respecto, los analistas explican que es algo que «hay que tener en cuenta». Para López, hay dos factores a la hora de examinar la rentabilidad que vas a obtener de una compañía: el dividendo y el crecimiento esperado de los beneficios a largo plazo. La recompra de acciones es, a su juicio, «una rentabilidad añadida». «Si una compañía te paga el 4 por ciento de dividendo y hace una recompra de acciones del 1 por ciento o del 2, es algo adicional. A eso, luego hay que sumarle el crecimiento del negocio que pueda haber», relata.

En todo caso, los especialistas creen que esta razón no puede ser el único argumento de entrada. «No creo que haya que entrar en un valor por esto. Es un dato más que hay que tener en cuenta, pero no como algo decisivo a la hora de entrar en un valor», apunta De Blas, quien recuerda que esta herramienta conlleva el riesgo de que la acción caiga cuando finalice el plan.

En el ejemplo concreto de las compañías del Ibex que han anunciado este tipo de programas, Iberdrola e IAG, los expertos explican que se trata de dos ejemplos muy diferentes. 

En el caso de Iberdrola, la compañía ha recurrido a esta herramienta para contrarrestar el efecto dilutivo de los dividendos que se pagan con acciones dentro de la modalidad del scrip dividend. La empresa compra el equivalente de las acciones que ha emitido para pagar a los accionistas.

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Por el contrario, la finalidad del programa de IAG es más clásica: utilizar el exceso de caja que no se va a invertir en crear valor para los
accionistas.

¿Entrarían los analistas en alguno de estos dos valores? A este respecto no hay demasiado consenso.

«Yo entraría en las dos, aunque son dos compañías muy diferentes. Iberdrola tiene un perfil más defensivo donde lo que se busca es rentabilidad por dividendo y estabilidad; mientras que IAG es más cíclica y lo que busca uno es aprovechar la parte buena del ciclo. En este caso, el riesgo está en intentar ver cuándo va a acabar el ciclo, aunque creo que tenemos años todavía por delante», dice López.

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A De Blas también le gusta Iberdrola: «Las utilities no suelen hacerlo muy bien en ciclos de tipos de interés al alza (como se esperan a futuro) pero, en el caso de Iberdrola, sigue teniendo buenas perspectivas por las apuestas de renovables que ha hecho en diferentes mercados». No obstante, le produce recelos el «extraordinario» comportamiento que ha tenido el valor tras los buenos resultados de 2016 y la actualización del plan estratégico, en el que se mejoran las estimaciones de crecimiento. Por eso, esperaría a que se produzca una consolidación para buscar un punto de entrada mejor, en torno a los 6-6,15 euros, niveles de los que se ha alejado mucho en las últimas semanas. 

También en Renta 4 están «bastante positivos» con Iberdrola, un valor que consideran estable en momentos de corrección del mercado y cuyo precio objetivo probablemente revisarán al alza. En todo caso, como De Blas, también esperarían un poco en estos niveles, para ver si «corrige», según relata Ángel Pérez, analista de la casa.

En el caso de IAG; De Blas se mantendría al margen pese a la buena marcha del turismo. En concreto, le preocupa el 'Brexit': «Es una incertidumbre que en el momento inicial sirvió de argumento para darle un castigo tremendo y, aunque es verdad que al final no ha tenido tanta trascendencia, obviarlo del todo, pues tampoco».

Lo mismo opina Iván San Félix, compañero de Pérez en Renta 4. «Yo soy un poco negativo con el valor. Hay algunos riesgos que no se están valorando y el 'Brexit' es uno de ellos. Es algo que, a día de hoy, es como si lo hubieran pasado por alto. Cuando sucedió, la acción cayó hasta 4 euros, con muchísima fuerza pero, desde entonces, ha recuperado todo lo perdido y más. Me da la sensación de que se está pasando por alto una situación que se puede complicar. Se está descontando en el mercado que se va a prorrogar el acuerdo de cielos abiertos y que el 'Brexit' no va a tener impacto, pero hay que ser más prudentes en este tema porque es muy complejo y puede suponer un cambio en las normas del sector», asevera.

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