El 'Brexit' causa ya turbulencias

Baja la libra después de que May sugiriese que Reino Unido renunciaría al mercado único para no tener que aceptar la libre circulación de personas. El ministro de Hacienda, Phillip Hammond, advierte de que vendrán episodios turbulentos. 

El ministro británico de Hacienda, Phillip Hammond, advirtió ayer de que la economía británica pasará por episodios de turbulencia en el proceso de abandono de la Unión Europea y que la confianza de los empresarios recorrerá una montaña rusa. Se confirmó cuando la libra esterlina cayó frente al euro y el dólar tras el anuncio de que Reino Unido iniciará la negociación antes de marzo.

«No vamos a marcharnos de la UE y perder de nuevo el control de la inmigración». Esa frase de la primera ministra, Theresa May, en su discurso del domingo, durante la conferencia conservadora que se celebra en Birmingham, sugirió a analistas financieros, empresarios y periodistas que el Gobierno se encamina además a la pérdida del acceso libre al mercado común.

Los socios europeos han manifestado repetidamente que el libre movimiento de personas es una condición innegociable para ser parte del mercado común y que se aplicará a Reino Unido cuando se vaya, como se aplica a Noruega o Suiza, que están en la Asociación Europea de Libre Comercio. La afirmación de May da prioridad al control de inmigración y por tanto descartaría un futuro comercio sin tarifas.

La reacción de los mercados de divisas ayer se puede deber más a la decepción entre quienes esperaban que el Gobierno no tuviese intención real de alcanzar el objetivo del 'Brexit', pero las reacciones al discurso de May se han dividido entre la celebración y la pena con un poso común: Reino Unido avanza a una negociación en la que el acceso libre al mercado común será secundario.

Opiniones encontradas

Para Matt Ridley, en 'The Times', llega un tiempo de bonanza: «El Gobierno debe creer lo siguiente sobre el comercio: cuanto más mejor, cuanto más libre mejor, y está bien cuando ese comercio libre es unilateral. No hay en la historia un solo episodio de un país que se abriera más al comercio mundial y no se hiciera más rico».

El diputado conservador Nick Herbert era más taciturno en 'The Guardian'. «Un gran acuerdo comercial con Australia sería estupendo, pero sumaría el 2% de nuestro comercio. Un acuerdo con India sería un premio, si ellos quisieran alguna vez abrirnos sus mercados... Pero es una locura creer que esos nuevos tratados comerciales son simples o sustituirán rápidamente el acceso sin obstáculos al mayor mercado del mundo en nuestro vecindario».

Reino Unido exporta más del 40% de sus bienes y servicios a otros países de la UE y esas exportaciones significan entre el 12.5% y el 14% del PIB nacional. Los partidarios de la permanencia, con el aval de expertos en comercio internacional, insisten en que el 'nuevo' país, recreador entre los entusiastas del 'Brexit' de un aliento imperial sin Imperio, no podrá reemplazar tal comercio.

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Para los partidarios del 'Brexit', ese argumento es falaz porque olvida un detalle fundamental, una debilidad de la economía británica que ahora sería su fortaleza en la negociación. El déficit comercial británico con el resto de la UE en 2015 fue de unos 80.000 millones de euros. ¿Se resignarán los socios europeos -los fabricantes alemanes de automóviles, por ejemplo- a perder su mejor comprador en la UE en nombre del libre movimiento?

Es posible que la afirmación de May sobre la recuperación de la soberanía en materia de inmigración se base en que no ha descartado lograr ambas cosas: control migratorio y libre acceso al mercado común. Los puristas del 'Brexit' afirman que si la UE se negara a ofrecerles ese trato, Londres debería mantener sus fronteras totalmente abiertas a productos comunitarios.

El ministro Hammond no es ideólogo, es de profesión contable. Ayer se alejó de los objetivos del anterior Gobierno para lograr superávits fiscales mediante la austeridad, y no prometió ninguno nuevo. Sería el ministro cauto -votó en favor de la permanencia-, relativamente marginado ahora en las decisiones sobre la gran cuestión europea.

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