Doce buenas razones para que se de una tendencia alcista

El pasado agosto, varios gurús como Marc Faber, George Soros o Jim Rogers profetizaban un crash importante de los mercados.[…]

El pasado agosto, varios gurús como Marc Faber, George Soros o Jim Rogers profetizaban un crash importante de los mercados. Y lo hacían incluso después de que los mercados de los Estados Unidos se hubiesen recuperado y subido hasta los nuevos máximos. Tim Hayes, de Ned Davis Research, describe los pilares más importantes del mercado alcista actual.

Durante los últimos 7 años se nos han aportado muchos nuevos términos y abreviaciones como son la relajación cuantitativa (QE), la política de tasa de interés cero (ZIRP), el muro fiscal, la nueva normal, el Grexit, el Brexit, la ocupación, el verano árabe, el ISI ... y los que quedan por llegar. En el peor de los casos, muchos de los términos aquí mencionados ya han ocasionado cierta ansiedad y, en el mejor de los casos, ya han lanzado cierta incertidumbre a los mercados creando una barrera de alarmas y preocupaciones. Dicha barrera ha sido golpeada una y otra vez por las acciones, las cuales han tenido un rendimiento de 2 dígitos desde el gran mínimo del 2009.

Incluso cuando durante el verano del 2016 las noticias de muerte y terror llegaban a todo el mundo, al mismo tiempo los índices principales de las acciones aumentaron hasta alcanzar nuevos máximos. El rendimiento se sincronizó bien con el movimiento alcista del mercado. En general, mientras que los rendimientos negativos reales y nominales prevalecen a la larga en los mercados bajistas, los mercados alcistas de largo plazo suelen tener más bien retornos de doble dígito (ver Figura1). Estas grandes tendencias de largo plazo siempre han afectado a los mercados llevándolos a sus extremos de valoración y sentimientos, llegando a los ratios de dividendo y beneficios más altos durante un mercado bajista o durante un mercado alcista de largo plazo.

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Como vemos en la figura 2, las ganancias medias ajustadas por la inflación a 10 años (gráfico parcial superior) muestra la consistencia de las tendencias de los ratios de beneficio ajustadas cíclicamente (recíproco del ratio P/E de Shiller) para el S&P 500 y el índice MSCI All Country World (ACWI). En el mercado alcista actual, así como en los mercados alcistas anteriores, este indicador tendía a ser más bajo cada vez y, consecuentemente, alcanzaba máximos más bajos y mínimos más bajos, respectivamente. La razón: durante el auge, los inversores se han vuelto cada vez más conservadores para legitimar el cada vez más valorado entorno del mercado. El rendimiento del dividendo (Figura 2) mostró una tendencia similar, siendo menor durante los grandes mercados alcistas. Dado que la valoración del mercado a largo plazo se mueve entre sus 2 extremos, la misma refleja las cambiantes expectativas de crecimiento.

El resultado: las mejoras de los grandes mercados alcistas o el deterioro de los mercados bajistas. La frecuencia de la recesión económica tiene un efecto intenso, porque las crecientes expectativas económicas durante los mercados alcistas importantes conducen a aumentos de las ganancias, estando sus valoraciones cada vez más sobrevaloradas. Como resultado, el retorno alcanza niveles o mínimos más bajos. La pregunta clave, sin embargo, es si el mercado ha caído lo suficientemente y si está lo suficientemente barato. En promedio, el retorno del S&P desde 1941 fue alrededor del 18.5% durante los años de auge. 

Si el mercado bursátil tuvo un año débil (una ganancia de sólo el 5% o menos) dentro de un mercado alcista, la tendencia a revertir a la media (los mercados tienden a exagerar y volver a la tendencia anterior) dio lugar a un aumento moderado del 26,8% en los índices de acciones. La relación precio/beneficio (ratio P/E) ha aumentado, ya que la perspectiva de las ganancias potenciales ha sido cada vez más optimista. En lugar de ser el pre-movimiento de los malos tiempos, el rendimiento 0 del año pasado y el mal comienzo de 2016, fueron una oportunidad de compra antes de que se produjese el rebote. Si el mercado se desarrolla de acuerdo al último mercado alcista, se espera también una rentabilidad anual de 2 dígitos si realizamos una estimación prudente para los próximos 2 años.

1. Las calificaciones absolutas no son extremas

Las tendencias históricas sugieren un retorno a los rendimientos que son consistentes en un auge sostenido.
Lo mismo se puede aplicar al estado actual de los indicadores, que han sido barómetros particularmente útiles y que actualmente no tienen niveles extremos. Cuando discutimos que el mercado estaba tocando fondo en 2009, también hicimos la declaración de que el mercado de valores estaba entonces muy subestimado. El contra-argumento bajista era que ambos extremos habían alcanzado sólo la mitad del nivel que se había alcanzado en el nivel más alto en 1982 (véanse los valores comparativos en la Figura 2). Los argumentos para una valoración extrema fueron aún más fuertes cuando se incluyeron los datos del exterior de los Estados Unidos y se tuvieron en cuenta las tasas de interés y el contexto económico. A medida que la política monetaria y las medidas de la política fiscal se aseguraron de que las expectativas económicas se giraran 180 grados, tornando así las previsiones para que ocasionaran en las previsiones los correspondientes aumentos de ganancias para 2009, con lo cual al final los inversores reaccionaron a una situación de mercado infravalorado.

2. Las valoraciones relativas favorecen a las acciones

En relación con los rendimientos de los bonos, el argumento de valoración fue aún más fuerte. Como muestra la figura 3, el margen de beneficio promedio de 35 mercados ACWI alcanzó casi el 13%, casi un 10% por encima del emisor medio de bonos. Teniendo en cuenta las tendencias actuales, la rentabilidad de las ganancias aún sigue teniendo un potencial considerable, incluso habiendo estado lentamente y constantemente disminuyendo durante 4 años, y con un emisor de bonos que ha alcanzado nuevos mínimos. Como el mercado sigue ansioso por pasar la barrera de preocupaciones, podemos decir que el mercado aún está lejos de estar en una burbuja de optimismo peligrosa.

3. Propiedad de acciones no excesiva

Lo mismo se puede decir al considerar las acciones como un porcentaje de los activos propios de cada hogar o el cociente de Tobins (relación entre el valor de mercado y el valor contable de una empresa). De acuerdo con el método del multiplicador, dichas tendencias se han corregido con el auge dominante, ganando así algo de tiempo y retrasando cualquier movimiento hacia el excesivo optimismo y burbujas potenciales. Las entradas netas a los fondos de inversión de capital no han superado aún las entradas netas a los fondos de inversión de bonos, a pesar de los rendimientos anuales de 2 dígitos en el mercado de renta variable y un mejor rendimiento que los bonos. El argumento sería mucho peor si las entradas de flujos de capital a los fondos de inversión indicaran un optimismo extremo, como fue el caso en el año 2000. El mensaje actual es que todavía hay mucho potencial para mejorar los flujos de capital que apoyan a la tendencia alcista, movimiento que podría ganar terreno si la mejora del crecimiento económico condujese a un aumento de los rendimientos de los bonos y a alentar a los inversores a alejarse de los bonos y a rediseñar su cartera. Al menos en los Estados Unidos, el persistentemente número elevado de fusiones y adquisiciones de empresas y la correspondiente entrada de acciones al mercado es una compensación de la escasez de flujos de capital de entrada.

4. Se concibe un aumento de los rendimientos de los bonos 

De acuerdo con nuestra hipótesis de que hemos entrado en una nueva era de asignación de activos, esperamos un aumento simultáneo de los rendimientos de la renta variable y los bonos, siempre y cuando la correlación positiva permanezca en ambos activos. Al comparar los rendimientos y los índices de los mercados globales y estadounidenses, es evidente que esta correlación ha sido claramente positiva durante la crisis financiera mundial y siempre positiva. Lo cual está sincronizado con el flujo de capital a los fondos de inversión correspondientes. Al igual que con los flujos de efectivo, la correlación de acciones/bonos es un barómetro para los inversores. Tras el mayor peligro deflacionario desde la década de 1930, los signos de un debilitamiento de la economía han asegurado que el dinero de los inversores en acciones fluiría hacia los bonos, y en consecuencia los precios de las acciones cayeron y los precios de los bonos subieron. Lo cual refleja las mayores expectativas de crecimiento, que a menudo aparecen por las medidas de relajación del banco central. A pesar del continuo aumento de los niveles de empleo en los Estados Unidos y el resto del mundo, y a pesar de la creciente confianza de los consumidores y de los bajos precios del petróleo, los inversores no han desaparecido, lo que está repercutiendo positivamente en los consumidores de todo el mundo.

5. Mayor inflación y precio del petróleo

La correlación positiva entre los precios del petróleo y las acciones es otro indicio de la actual ansiedad ante la deflación que se ha superdesarrollado, ya que la debilidad impulsada por la oferta de petróleo está lejos de una demanda mundial débil, la cual teme el mercado de acciones. Al igual que los rendimientos de los bonos, el petróleo ha estado en crecimiento desde 2008, al contrario que la tendencia histórica de las acciones que han estado inversamente vinculadas a los rendimientos de los bonos y los precios del petróleo. Los datos desde 1984 muestran que el S&P 500 ha aumentado un 15 % cada año mientras el impulso del petróleo fue negativo.

6. Mejores perspectivas económicas y de ingresos

Muchos inversores siguen obsesionados con la deflación y no tienen en cuenta el impacto de las medidas de la política monetaria en la economía, ya que ya han descartado el impacto positivo de la bajada de los precios del petróleo sobre los consumidores. El potencial de un mercado alcista a largo plazo sólo aparecerá cuando los temores de deflación se desvanezcan y se den cuenta de que el crecimiento económico es sostenible.

7. Finanzas públicas más sólidas

La reducción de los déficits presupuestarios estatales también ha llamado al principio un poco la atención. En relación con el PIB, se han reducido los déficits de Estados Unidos, Japón, India, Sudáfrica, Francia, Reino Unido y Australia. Otros países incluso muestran un superávit, como Canadá, Alemania, Suiza, Taiwán y China. Como en el caso de la ansiedad a la deflación, las preocupaciones son una distorsión cognitiva que ya ha existido en el pasado, debido a la deuda del sector público durante la burbuja de deuda.

8. Son posibles menores horquillas y volatilidades

Al final del día, el mercado sigue dominando todas las preocupaciones, y allana el camino del pesimismo hacia el optimismo y finalmente a la euforia. En consecuencia, las acciones se han alejado generalmente de la alta volatilidad y de las amplias horquillas entre los rendimientos de las obligaciones de las empresas y los de los gobiernos. La volatilidad y los márgenes crediticios han aumentado durante los mínimos de 1982 y 2009. Detrás del aumento de la volatilidad y de un margen más amplio estuvo el temor a la deflación, que a su vez estuvo alimentado por la preocupación ante el colapso del sector energético el cual podría conducir a un mayor riesgo de incumplimiento.

Lea el resto del reportaje en la revista TRADERS

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