Venganza catalana
Tenía que ocurrir, y lo único extraño es que haya tardado tanto, pero las cosas del querer llevan su tiempo.[…]
Tenía que ocurrir, y lo único extraño es que haya tardado tanto, pero las cosas del querer llevan su tiempo. Aunque, cuando estallan, se llevan todo por delante. Me estoy refiriendo, como muchos de ustedes habrán adivinado, a la oleada de protestas que barren Cataluña. Que ya no son las de los Comités de la Defensa de la República ni las multitudinarias contra España, pero significan mucho más. Por lo pronto, las protagonizan funcionarios de la Generalitat contra ella. Y no los minoritarios, sino los más importantes: el entero cuadro de enseñanza, desde la elemental a la superior; la sanidad pública, desde especialistas a atención primaria; el parque de bomberos, que fue el más activo en pro del referéndum ilegal, e incluso los mossos, que se disponen a unírseles. Da la impresión de que el funcionariado catalán, o al menos el segmento más en contacto con la gente, se ha plantado ante su Gobierno.
