Una acorralada Theresa May pide a Bruselas que ceda en el Brexit

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Theresa May tiene su mirada fija en Bruselas, mientras de reojo no pierde de vista a sus propias filas. La guerra interna librada en el Gobierno británico -y en su propio partido- está minando unas negociaciones con la Unión Europea que hoy comenzaron una nueva ronda con la significativa ausencia del ministro para el Brexit, David Davis. Este se encontraba en Londres, mostrando su apoyo a la primera ministra, quien explicaba al Parlamento británico los avances en el proceso de negociación, al mismo tiempo que pedía concesiones y «flexibilidad» a los 27 estados de la UE.

May aseguró hoy que «la pelota está ahora en el tejado de Bruselas», que se están haciendo progresos y que espera una respuesta positiva después de que, en su opinión, Reino Unido haya propuesto avances significativos como el periodo de transición tras su salida definitiva en marzo de 2019. Período que, según la «premier», debería durar aproximadamente dos años hasta que ambas partes consigan estabilidad para el nuevo escenario.

Pero Bruselas le devolvió la pelota incluso antes de que comenzara su discurso ante la Cámara de los Comunes. Una alocución en la que propuso una nueva relación con la UE «única y ambiciosa», sin basarse en los modelos ya existentes, como la de Noruega en el Espacio Económico Europeo o el que acaban de poner en funcionamiento los socios con Canadá. Al tiempo que reclamó «creatividad» para poder ponerlo en marcha.

La «premier» también explicó en qué momento se encuentran los tres puntos clave de las negociaciones. Sobre los derechos de los ciudadanos comunitarios en suelo británico y viceversa, aseguró que continuarán manteniendo su estatus actual y que durante el periodo de transición podrán seguir llegando a suelo británico, eso sí, mediante un registro. En cuanto a la frontera con Irlanda del Norte, repitió que no quieren barreras físicas que separen al país de Irlanda. Por último, se refirió a la factura que Reino Unido tiene que abonar por salir del club comunitario. Cuestión en la que la primera ministra volvió a evitar pronunciarse sobre cifras y recalcó su disponibilidad a pagar lo que le corresponde, eso sí, hasta marzo de 2019 y no más allá.

A pesar de este optimismo, May volvía a repetir el mantra más utilizado esta última semana: si finalmente no hubiese acuerdo, el Gobierno estaría preparado para cualquier escenario posible.

El ascenso de Corbyn

Desde la oposición, el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, acusó al Ejecutivo de no haber hecho ningún progreso desde el referéndum, hace ya dieciséis meses. «¿Qué ha estado haciendo el Gobierno todo este tiempo?», preguntó Corbyn, que ha visto cómo la crisis interna que sufren los conservadores le brinda opciones reales de convertirse a corto o medio plazo en primer ministro.

Mientras tanto, en Bruselas daba comienzo ayer la quinta ronda de negociaciones sin la presencia de Davis. Tal ausencia podría ser un síntoma de que no se esperan grandes progresos en esta nueva cita. En el mismo sentido apunta el hecho de que no esté prevista, de momento, ninguna rueda de prensa esta semana, en la que ambos líderes negociadores (el propio Davis y Michel Barnier) informen sobre los posibles avances.

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La realidad es que desde Bruselas no se muestran tan optimistas como el equipo británico. Mientras May habla de acuerdos económicos entre ambos, la UE espera poder hacer avances cuanto antes en el campo de los derechos de los ciudadanos comunitarios y en la factura a pagar por Reino Unido. «No estoy convencido sobre si esto es un partido de tenis», aseguró el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. Aunque públicamente nadie mostró malestar por la ausencia de Davis, en privado los comentarios traslucían cierta decepción: «Nuestro equipo siempre está al pie del cañón. De lunes a domingo».

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