«Un país que no respeta a la empresa familiar es un país sin futuro»

Impulsar el crecimiento de la empresa familiar es el objetivo que José Ramón Sanz se ha propuesto lograr desde la Fundación Numa y desde CEIM. Sostiene que la empresa familiar es más rentable, productiva y longeva que el resto, pero reconoce que «aún le queda mucho camino por recorrer» respecto a la gestión global de su patrimonio.

José Ramón Sanz, presidente y patrono de la Fundación Numa y presidente y consejero delegado del Grupo Numa, es un adalid de la empresa familiar y un experto en la gestión de empresas y patrimonios familiares; conocimientos y experiencia que comparte con otros empresarios familiares para ayudarles a establezcer una estrategia global empresarial y patrimonial para evitar poner en riesgo aquello que «tanto trabajo les ha costado conseguir».

¿Qué estrategias de gestión patrimonial están siguiendo las empresas familiares después de la crisis?

Lo más importante y positivo de esta crisis es que los empresarios hemos recuperado la prudencia. Aunque, poco a poco, la nostalgia de épocas en las que las inversiones tuvieron altos rendimientos está llevándonos a asumir más riesgo que, en muchas ocasiones, no se ve recompensado por el aumento razonable de los retornos esperados.

¿La empresa familiar gestiona bien su patrimonio?

Esperaba una mayor toma de conciencia después de la crisis. Por lo general, el empresario está enfocado principalmente en la gestión de sus actividades empresariales operativas y de su 'holding', dotándoles de equipos competentes y suficientes. Por el contrario, no suele establecer una estrategia patrimonial global y acostumbra a dejar en manos de terceros la gestión de la liquidez, a la que, normalmente, no dedica la suficiente atención y control. A veces no cuenta con equipos profesionales coherentes con la complejidad y relevancia de sus inversiones y esto supone poner en riesgo lo que tanto trabajo costó conseguir.

Usted promueve que las familias empresarias creen un modelo de 'Oficina de familia' para gestionar su patrimonio. ¿Por qué es importante crear esta oficina?

La familia empresaria debe gestionar las dinámicas propias de la familia, de su holding y de sus inversiones. Pero tiene que ser consciente de que las interacciones entre estos tres perímetros tienen consecuencias muy relevantes para los resultados y la continuidad de los negocios familiares. Por tanto, en la Fundación Numa entendemos la oficina de familia como la sede social de la familia, el lugar de encuentro de todas las generaciones. Fruto de ese diálogo intergeneracional surgirá una estrategia global empresarial y patrimonial que permitirá una gestión de riesgos eficaz, que tendrá que tener en cuenta las oportunidades y los riesgos de las interrelaciones entre todos los activos. Así, la oficina de familia se acabará convirtiendo en el lugar donde se rinden las cuentas de la gestión de la actividad empresarial.

¿En qué tipo de activos invierte la empresa familiar?

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Tradicionalmente las familias empresarias han invertido sus ahorros en activos inmobiliarios y financieros. Tras la crisis, buscan menos riesgo y más liquidez y han dejado en un segundo plano la rentabilidad. Se percibe una tendencia a profesionalizar su asesoramiento y aprovechan las oportunidades que se presentan para diversificar su patrimonio. Siguen manteniendo su atractivo los fondos y los fondos de fondos de private equity y la inversión directa, que les permiten acceder a un esperable mayor rendimiento a cambio de sacrificar la liquidez.

¿Qué pasos tiene que seguir la empresa familiar antes de invertir?

Antes de decidir en qué activos invertir, cada familia debe hacer un análisis global de la estructura patrimonial y un diagnóstico integral de riesgos y correlaciones. En base a este análisis, deberán decidir su estrategia de inversión, las políticas y restricciones. Asimismo, teniendo en cuenta sus capacidades financieras y humanas, deberán identificar los mejores sectores y activos donde invertir. ¿Cuáles son? Aquellos que le permitan alcanzar sus objetivos de retorno con un nivel de riesgo, una diversificación y un nivel de liquidez coherentes con su estructura patrimonial.

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¿La empresa familiar ha aprendido a tomar el control de su patrimonio o aún le queda un largo camino por recorrer?

Creo que queda mucho camino por recorrer, aunque estoy convencido de que la incorporación de las nuevas generaciones con una mejor formación financiera acelerará este proceso de toma de control.

Le he oído parafrasear a Howard Marks al apuntar que «para conservar el patrimonio debemos tomar más decisiones buenas que malas» y, por ello, «es importante tener una filosofía de inversión». ¿Las familias empresarias tienen esta filosofía?

Las familias empresarias, por lo general, están más enfocadas en sus 'holdings' empresariales que en gestionar sus inversiones. Tan solo las familias empresarias de bastantes generaciones y con un patrimonio relevante tienen una filosofía de inversión. Pero no siempre integran todo su patrimonio (holding empresarial, inversiones, capital familiar) al diseñarla, lo que les impide obtener mejores resultados o una mejor gestión de los riesgos.

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Uno de los 'mandamientos' en la empresa familiar es que los negocios tienen que separarse del patrimonio familiar. ¿Está de acuerdo con él?

Sin duda. Siempre es aconsejable tener una estrategia de diversificación de riesgos y realizar una separación de los activos que componen el patrimonio familiar, ya que están asociados a las diferentes actividades empresariales, a las participaciones e inversiones de los miembros de la familia. En el patrimonio de una familia esta separación es muy difícil porque sus miembros pueden ser un factor de interconexión entre ellos. Si deseamos conservar y transmitir nuestro patrimonio a las nuevas generaciones, estas y otras medidas de protección patrimonial son imprescindibles.

¿La empresa familiar necesita nuevas políticas fiscales que faciliten su continuidad y el relevo generacional?

Me parece injusto que los partidos políticos hagan demagogia y amenacen a los empresarios y sus familias con el impuesto de patrimonio, donaciones y sucesiones teniendo en cuenta que, a través del IRPF y otros tributos, ya se han pagado los impuestos correspondientes a lo largo de la vida. Los empresarios, si es necesario, arriesgan todo su patrimonio personal al servicio de la continuidad de sus empresas y hacen grandes esfuerzos para mantener los puestos de trabajo. Por tanto, los impuestos de sucesiones y donaciones, aparte de ser injustos, son un ataque directo a la financiación y sostenibilidad de las empresas familiares que terminará penalizando la creación de empleo. Si las administraciones fueran tan eficaces en el control de su gasto y la persecución de los delitos, como la Agencia Tributaria lo es en la gestión de la recaudación, en este país no estaríamos hablando de ajustes, ni de impuestos de bajo impacto en el presupuesto. Un país que no respeta a los empresarios y especialmente a la empresa familiar es un país sin futuro. Lo que tienen que hacer los gobernantes es no improvisar en política fiscal porque están descapitalizando a las familias empresarias.

Ha sido nombrado presidente de la Comisión de Empresa Familiar de CEIM. ¿Qué objetivos y actividades se ha planteado acometer desde este cargo?

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Me siento orgulloso de que el presidente y la junta directiva me hayan dado su confianza. Ya tuve esta responsabilidad en anteriores etapas, pero en 2010 decidí dar por finalizada mi actividad institucional en CEIM y la Cámara de Comercio de Madrid porque, en ocasiones, se tuvo una actitud de sumisión a los poderes políticos. Pero la llegada a la presidencia de CEIM de Juan Pablo Lázaro ha hecho que me sienta de nuevo ilusionado y comprometido con el proyecto. La Comisión de Empresa Familiar está definiendo una propuesta de misión, objetivos y actividades que van encaminadas a convertir a CEIM en un lugar de encuentro y diálogo entre empresarios, asesores, académicos y otros 'stakeholders' sobre los retos de la empresa familiar y las familias empresarias. Tiene entre sus objetivos trasladar a la sociedad el aporte de valor y creación de riqueza que las empresas familiares realizan a la sociedad española y lograr que los empresarios recuperen el orgullo de serlo, porque ser empresario es un orgullo.

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