Los peligros de la victoria de Hollande

La victoria del socialista Hollande ha teñido de rojo los mercados momentáneamente, pero las bolsas han dado rápidamente la vuelta a la tendencia bajista

La victoria del socialista Hollande ha teñido de rojo los mercados momentáneamente, pero las bolsas han dado rápidamente la vuelta a la tendencia bajista. A pesar de las profundas incertidumbres que supone una vuelta de timón como la que ha anunciado François Hollande para la economía europea, el temple se ha impuesto entre los inversores. Nada que ver con las tremendas caídas del 4% que sufrió el Ibex el día que Rodríguez Zapatero llegó por primera vez a La Moncloa.

Para la mayoría de las casas de análisis, la escasa reacción del mercado ante el reemplazo en el Elíseo se debía a que la derrota de Sarkozy ya estaba descontada por los inversores y por la tesis de que el margen de maniobra que hereda Hollande es reducido. Merkel ya ha avanzado que de alterar el Pacto Fiscal y rescatar bancos con dinero de los alemanes, nada de nada.

Pero sería ingenuo pensar que el relevo en el Elíseo no va a traer consecuencias para Francia y, consecuentemente, para el resto de la zona euro. Primero, porque no hay que olvidar que ya se dio marcha atrás en el Tratado de Maastricht. Además, aunque habrá cohabitación con el Gobierno de François Fillon por lo menos hasta las legislativas de junio, no hay que descartar que afloren nuevos escándalos de los gobernantes de la UMP (el partido de Sarkozy), de los que ya lo han hecho. Algo que minaría la intención de voto del electorado moderado y que dejaría el Parlamento con fuerte presencia de la ultraderecha euroescéptica o con mayoría socialista.

Si en Francia triunfa la izquierda en el Parlamento o el resultado arroja un hemiciclo ingobernable, como el que acaba de salir en Grecia, los planes de Merkel puede que no se vean alterados, pero sí que se verán paralizados. Algo que animará la corriente que está proliferando en favor de la ruptura del euro en centro-Europa. Tarde o temprano, el mercado se dará cuenta y empezará a descontar de nuevo una posible ruptura del euro.

Sarkozy se ha convertido en dirigente número 19 que se cobra la crisis económica en Europa. Es de considerar que este camino de reemplazo automático de dirigentes políticos también tiene sus límites y no se puede repetir hasta el infinito. No se puede descartar que, una vez "quemados" los políticos de los partidos tradicionales, empiecen a ganar votos dirigentes y formaciones que hasta ahora no habían tenido representación parlamentaria, dejen sentir su peso en los parlamentos.

Todos daban por descontado el relevo de Sarkozy, pero las consecuencias que puede traer el ascenso de los socialistas franceses, borrachos de poder presidencial, son difíciles de cuantificar. En cualquier caso, no hay que descartar un nuevo parón en la construcción europea, en el mejor de los casos, y en el peor, vuelve a estar en el escenario la salida del euro. ¿Hacemos apuestas?

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