Los ciudadanos asisten perplejos al debate sobre las pensiones

Doble problema para los ciudadanos españoles que ven con preocupación el futuro del sistema público de pensiones. Por una parte,[…]

Doble problema para los ciudadanos españoles que ven con preocupación el futuro del sistema público de pensiones. Por una parte, ya no tienen más remedio que asumir que su pensión futura no tendrá nada que ver con las actuales, que sufrirá un duro recorte que, por ahora, los políticos tratan de ocultar. Y, por otro, que la solución que le dan, ahorrar para complementar esa testimonial pensión pública, no está exentas de dificultades. ¿Por qué? La respuesta la dio el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, en su reciente comparecencia en el Congreso de los Diputados ante la Comisión del Pacto de Toledo. Aunque defendió que los planes complementarios son útiles para garantizar las futuras pensiones, criticó a los planes de pensiones privados porque, en su opinión, son «ineficientes y tienen un elevado coste».

Es cierto que Linde no siempre está acertado en este tipo de comparecencias, incluso su propuesta de alargar la vida laboral más allá de los 67 años no ha sido recibida con demasiado entusiasmo, porque se considera que es poco realista dado el funcionamiento del mercado laboral español, además de tratarse de un parche, de una patada hacia adelante que solo aplazaría el problema en vez de resolverlo. Pero en su análisis de los planes de pensiones ha dado en la diana. Tradicionalmente, en España, salvo honrosas excepciones, estos productos han estado mal gestionados y a pesar de ello han cobrado excesivas comisiones. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ya anunció en 2013 una reducción en la comisión de los planes, pero a tenor de lo visto no parece que haya sido suficiente.

También, las propias características del producto hace unos años, que salvo contadas excepciones no se podía rescatar hasta la jubilación y que se veía más como un instrumento para rebajar la factura fiscal que para ahorrar a largo plazo, no invitaba a los partícipes a ser más exigentes con los gestores a pesar de la baja rentabilidad que ofrecían año tras año. Pero el escenario ha cambiado y si queremos que los planes de pensiones jueguen un papel clave para complementar las pensiones públicas, tanto el Gobierno como la industria tienen que ponerse las pilas y tomar las medidas adecuadas para que recuperen su atractivo y los ciudadanos confíen en ellos.

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