La "exuberancia racional" de los mercados
Alan Greenspan, en su famoso discurso de 1996 que hizo saltar a los mercados, mencionó por primera vez el término de "exuberancia racional", concepto que se desarrolló en el libro Irrational Exuberance de Robert Shiller, título coetáneo de la caída bursátil en la que el índice S&P500 se dejó cerca del 50% de su valor debido a las excesivas valoraciones vinculadas con la burbuja tecnológica de finales de los noventa.
Alan Greenspan, en su famoso discurso de 1996 que hizo saltar a los mercados, mencionó por primera vez el término de "exuberancia racional", concepto que se desarrolló en el libro Irrational Exuberance de Robert Shiller, título coetáneo de la caída bursátil en la que el índice S&P500 se dejó cerca del 50% de su valor debido a las excesivas valoraciones vinculadas con la burbuja tecnológica de finales de los noventa.
Pero, desde comienzos de este año, estamos viviendo en una especie de "nirvana" de los mercados que ha permitido 20 récords consecutivos de los principales indicadores de Estados Unidos, además de tener uno de los niveles más bajos de volatilidad en la mayoría de tipos de activos acompañada de una caída de los bonos que no les afectó.
Este clima de ciega euforia, optimismo generalizado y ausencia de volatilidad ha provocado que algunos inversores confíen en que, esta vez, la exuberancia del mercado sea racional y, por lo tanto, sostenible. Pero, ¿será este ambiente el precursor de las futuras correcciones de los mercados?
Tras el escepticismo inicial sobre la elección de Trump como presidente de Estados Unidos ahora se vive en un clima de entusiasmo donde las principales empresas superan sus previsiones, Europa continúa recuperándose y los índices bursátiles persisten en su crecimiento.
La mayoría de las Bolsas mundiales han recuperado un 20% de su valor, marcando récords y mostrando fluctuaciones fuera de su rango habitual de comportamiento, hecho interpretado como un paso en el camino de superar los niveles máximos actuales. Algunos analistas incluso afirman que las elevadas tasas de interés, las subidas de tipos que se esperan de la FED durante 2017, las valoraciones positivas al alza de las empresas cotizadas norteamericanas y la continua volatilidad a la baja podrían ser la norma a largo plazo, hecho que alimentaría una "burbuja racional".
De todas formas, se debe analizar con detenimiento esta nueva normalidad ya que, aunque el programa de Trump haya revivido el concepto de reflación, su agenda política carece de propuestas económicas. Además, por otro lado, el proceso del Brexit todavía no ha mostrado las consecuencias que tendrá para la economía.
Pero, si como se ha anunciado se lleva a cabo la liquidación de compra de activos por parte de los bancos centrales, sí que se producirá un cambio de paradigma en el que las garantías implícitas obtenidas en los últimos cinco años podrían penalizar a los mercados de capitales. Aunque, claro está, predecir la duración o la finalización de las burbujas siempre es una materia complicada.
Para capturar y preservar los gestores de carteras tienen el deber de registrar las fases de recuperación que contribuyan al desempeño de los mercados, especialmente en el caso de los de valores. La conservación del capital debe ser la pieza clave de la gestión de activos ya que, de esta manera, se protegen las inversiones contra una potencial oleada de correcciones que podrían acabar con la etapa de ganancias.
Pero, hoy en día, no parece que la corrección sea inminente y cualquier decisión que te tome precipitadamente podría dañar a la recuperación actual. El valor del mercado en Estados Unidos está llagando a niveles que anuncian un crecimiento acelerado durante los próximos años además de que, en Europa, las recientes elecciones podrían hacer que la volatilidad resurja.
Sin embargo, y dicho esto, no podemos subestimar las potenciales reacciones viscerales que los inversores tienen ante la volatilidad. El mercado se encuentra en una fase clásica de euforia, donde los inversores no quieren ver las múltiples señales de advertencia que, por ejemplo, avisan de que las carteras de inversión podrían estar excesivamente expuestas al riesgo. Además, el análisis de los ciclos del mercado y la comprensión de las burbujas especulativas vuelven a centrar el análisis financiero. Evitar las correcciones masivas se está convirtiendo en el Santo Grial de los gestores de activos empujados por las demandas de clientes privados e institucionales.
La euforia actual del mercado, así como los movimientos observados en los últimos meses, tanto para renta variable como para los instrumentos de tipos de interés, nos obligan a proteger nuestras posiciones. Por tanto, apostar por la exuberancia racional puede ser una opción arriesgada.
Michel Longhini
Director ejecutivo de Banca Privada de Union Bancaire Privée (UBP)