Heraclio Fournier busca nuevo dueño para la emblemática firma de naipes

Han pasado casi 150 años desde que Heraclio Forunier estableciera en Vitoria un pequeño taller de naipes. Suya fue la[…]

Han pasado casi 150 años desde que Heraclio Forunier estableciera en Vitoria un pequeño taller de naipes. Suya fue la propiedad de la emblemática baraja que se esconde en la inmensa mayoría de los hogares españoles, cuyo diseño encargó al profesor de dibujo Emilio Soubrier y el pintor Díaz de Olano. La fama de sus cartas pronto atravesó la frontera española, y con el paso del tiempo la compañía se convirtió en un referente del sector a escala mundial. Sin embargo, su futuro a día de hoy es incierto, pues la corporación Newell Brands, actual propietaria, anunció recientemente su intención de venderla por razones de carácter estratégico.

La relación entre ambas firmas se inició en 2016, a raíz de la fusión de Newell Rubbermaid y Jarden Corporation, anterior dueña de Naipes Heraclio Fournier. La sociedad emergente de dicha unión fue Newell Brands, que en la actualidad atraviesa un proceso de reestructuración interna que afectará a varios de sus negocios. A pesar de todo, la dirección de la empresa vitoriana, que en la actualidad cuenta con 60 trabajadores, hizo hincapié en que en ningún momento se ha planteado el cierre, pues es todavía un referente en el mercado.

Los datos así lo avalan. En la actualidad, Fournier fabrica productos para 75 países, en los que cada año vende en torno a diez millones de barajas. El 90% de los casinos europeos las usan, así como otros de primer nivel como los de Las Vegas o Manila. Por otro lado, el 95% de las cartas que se encuentran en los hogares de España son de la empresa alavesa, cuya cuota de mercado a escala mundial alcanza el 35%.

Patrimonio de Vitoria


Antigua fábrica
Antigua fábrica - Archivo municipal

Más allá de su relevancia en el sector del juego, la compañía de naipes forma ya parte del patrimonio de Vitoria, donde Heraclio Fournier abrió en 1870 su primer taller. El local estaba situado en el número cinco de la Plaza de España, aunque años más tarde se desplazaría a una fábrica más amplia para poder llevar a cabo nuevos métodos de impresión. Fue entonces cuando encargó a Emilio Soubrier y Díaz de Olano el encargo de realizar las figuras de la mítica baraja española, que obtuvo el primer premio en la Exposición Universal de París de 1889.

De hecho, las cartas del empresario burgalés tienen en la capital alavesa su propio museo, el cual fue impulsado por su propio nieto, Félix Alfaro. El centro cobró especial relevancia en 1970, cuando adquirió la colección de Thomas De La Rue que hasta entonces poseía el British Museum de Londres. En la actualidad, la pinacoteca se encuentra en el Palacio de Bendaña.

Primer teléfono

Buena parte del éxito de Heraclio Fournier radicó en su amplia visión empresarial, la cual le llevó a adquirir una máquina de vapor para imprimir las cartas con una calidad difícil de superar. No fue esta la única apuesta tecnológica del burgalés, a quien se le atribuye también el honor de poseer el primer teléfono de la capital alavesa.

Según la investigadora Begoña Villanueva, el propio Fournier solicitó en 1882 al Ayuntamiento de Vitoria el permiso para instalar un teléfono entre su despacho y otra de sus dependencias. Hacía tan solo seis años desde que Alexandar Graham Bell patentara el artilugio, el cual fue utilizado para conectar rápidamente las distintas oficinas de la compañía de naipes.

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