Haití elige presidente entre el desastre causado por el huracán Matthew

El Departamento de Estado de EE.UU ha aplaudido la celebración este domingo de las elecciones generales en Haití, que acaban[…]

El Departamento de Estado de EE.UU ha aplaudido la celebración este domingo de las elecciones generales en Haití, que acaban de abrir sus puertas los colegios electorales. El país ha decidido proseguir con su compromiso democrático a pesar de la enorme crisis humanitaria que atraviesa.

«Aplaudimos el encomiable esfuerzo que el Gobierno de Haití y el Consejo Electoral Provisional han realizado para organizar estas elecciones a pesar del desafío que ha supuesto el devastador paso del huracán
Matthew», ha destacado en un comunicado el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.

«Pedimos a todos los actores haitianos que se aseguren de que las elecciones suceden en paz, y que permitan a sus ciudadanos que depositen su voto a favor de su futuro, y del futuro de su país", concluyó la nota.

Más de seis millones de haitianos están habilitados para participar en un proceso electoral del que saldrán el presidente y el vicepresidente, 25 de los 119 diputados que forman la cámara baja y 16 de 30 senadores, además de un alcalde.

Un total de 27 candidatos se disputan la Presidencia, aunque los únicos con opciones de victoria son Jovenel Moise, del oficialista PHTK, y Jude Celestin, del opositor LAPEH, si bien destaca la presencia de dos mujeres.

Moise, un empresario del plátano de 48 años, parte como gran favorito. Los últimos sondeos sobre intención de voto le conceden un 54,5 por ciento de las papeletas, una cifra que le permitiría proclamarse vencedor en primera vuelta.

La violencia y consecuente inestabilidad política obligaron al CEP a posponer las elecciones una y otra vez hasta superar la fecha límite del 7 de febrero, cuando expiró el mandato presidencial de Michel Martelly sin posibilidad de prórroga, ni siquiera en funciones.

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La llegada de Matthew

Todo estaba preparado para que los haitianos, un año después, eligieran a sus líderes, cuando los desastres naturales volvieron a hacer acto de presencia sin que el empobrecido país se hubiera recuperado aún del devastador terremoto de 2010.

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Matthew, el huracán más potente del Caribe en la última década, arrasó la isla el 4 de octubre llevándose consigo 550 vidas y dejando atrás una estela de destrucción con más de 175.000 desplazados y dos millones de damnificados, según datos de Naciones Unidas.

La organización internacional estima que de estos dos millones de haitianos -894.000 de los cuales son niños-, alrededor de 1,4 millones necesitan asistencia humanitaria y 806.000 sufren inseguridad alimentaria aguda.

Sorprendió a los haitianos cuando todavía vivían en los campamentos provisionales levantados tras el terremoto de hace seis años, que derribó el 75 por ciento de las construcciones de Puerto Príncipe. Los vientos huracanados se llevaron lo poco que quedaba en pie.

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Además, el brote cólera introducido en Haití por los «cascos azules» nepaleses tras el terremoto de 2010, que ha dejado un reguero de más de 10.000 muertos, vuelve a ser una amenaza real. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los casos registrados este año han pasado de 2.236 antes de Matthew a los 5.802 actuales.

Situación deplorable

La reanudación del proceso electoral ha supuesto un parón en la entrega de ayuda humanitaria, según la misión de la ONU en el país, Minustah. Los efectivos de seguridad, que estaban totalmente dedicados a esta tarea, velarán ahora por la transparencia de las votaciones.

Cabe la posibilidad de que muchos electores no ejerzan su derecho al sufragio porque las vías de transporte han quedado destrozadas por el huracán. Conscientes de ello, el Gobierno y los observadores internacionales han centrado su mensaje en la participación.

A ellos se suman los 17.000 haitianos, según cálculos del Gobierno, que han salido del país rumbo a Estados Unidos para escapar de esta «deplorable situación» -en palabras del presidente interino- y que, por tanto, quedarán fuera del juego electoral.

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Este panorama dispara el riesgo de que las votaciones de este domingo ofrezcan menos garantías democráticas que las celebradas hace año. Por eso, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha urgido a «todos los actores políticos y sociales de Haití» a «asumir sus responsabilidades».

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