España se encomienda a su propia recuperación interna

El Gobierno espera que sean la demanda doméstica y el flujo de crédito los dos factores que impulsen nuestra economía en 2015. Independientemente de lo que ocurra en el resto de Europa. ¿Les suena?

Al igual que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, confiaba en que la Virgen del Rocío ayudara a España a salir de la crisis, allá por 2012, ahora es el Ejecutivo al completo el que se encomienda al "fortalecimiento de la demanda doméstica" y a la "mejora de los flujos de crédito" para que el país salga de la crisis y, sobre todo, se cumplan sus estimaciones presupuestarias en 2015. Son los dos términos que ha utilizado esta mediodía el ministro de Economía, Luis de Guindos, para justificar el crecimiento positivo del 2% que las cuentas del Estado prevén para el próximo ejercicio. Muy por encima del 1,6% que De Guindos anticipa para la zona euro. 

El Gobierno confía, se alía, se encomienda, espera o reza para que sea el mercado nacional el que tire de la economía. Como en la mejor época del "boom" económico. E independientemente de que a nuestros principales aliados comerciales, como Francia, les pueda ir mal, o peor. "Aunque sus expectativas han empeorado -se refería así el ministro a nuestros vecinos-, nuestras proyecciones de crecimiento mejoran". Es más. "Con los datos del tercer trimestre, ya se anticipa que el crecimiento en España va a ser muy similar al del segundo". Puede que sea verdad, pero lo que el Ejecutivo debería analizar con mucho más detenimiento es la evolución que la zona euro está teniendo hoy, mañana, el próximo mes, o en los seis meses que se avecinan. Porque si no lo hace, las previsiones se vendrán abajo. A saber:

El Gobierno espera que el PIB crezca un 2%; que el consumo lo haga un 2,1%; que el empleo mejore un 1,4%; que el saldo exterior suba un 0,2%; que la aportación del sector de la construcción vuelva a ser positiva para el PIB (¡la construcción, otra vez!) y que las exportaciones "ganen dinamismo", sí, pero ¿por qué? No tanto porque nuestros aliados demanden más bienes y servicios, sino "por la depreciación del tipo de cambio del euro". Ahí lo ha dejado caer el ministro. Las exportaciones mejorarán por un simple apunte coyuntural, el de la divisa, pero no por una tendencia estructural.

¿Ya hemos dejado de ser el país más competitivo de la Unión Europea? ¿Acaso no importa ya la evolución de nuestras exportaciones? ¿Solo debemos centrarnos en lo que ocurre dentro de nuestras fronteras? ¿Ya no hay que apostar por sectores innovadores, y sí por los clásicos, como el de la construcción de pisos? Porque, si es así, las cuentas del Estado pueden estar desactualizadas en muy pocas semanas. España no tiene aún el potencial interno como para crecer por sí misma, independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor. Ese mismo argumento lo utilizaban los predecesores de De Guindos cuando nuestro país estaba a la cabeza del crecimiento europeo... y miren ustedes cómo hemos acabado.

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