El portavoz del Gobierno de Cifuentes concluye: «Podemos no puede»

Más de cuatro horas de debate sobre la moción de censura contra Cristina Cifuentes han dado lugar a una ristra[…]

Más de cuatro horas de debate sobre la moción de censura contra Cristina Cifuentes han dado lugar a una ristra de insultos, cruces de acusaciones y bronca en el pleno de la Asamblea de Madrid. Cuando aún faltan muchas horas para que termine el acto y se llegue a la votación -que perderá Podemos porque no cuenta con apoyos de ningún otro grupo-, la discusión continúa entre acusaciones de corrupción y referencias continuas al caso Lezo y también al gobierno de Venezuela y su relación con Podemos. El consejero de Presidencia, Ángel Garrido, ha recordado a Podemos que «el PP recibió casi un 80% más votos que los que obtuvo Podemos» en las últimas elecciones.

El acto le servirá a Podemos como ensayo para la moción de censura que también han presentado en el Congreso contra Rajoy, y que se sustanciará el martes martes 13. La plana mayor de la formación morada, encabezada por Pablo Iglesias, se ha presentado en la Asamblea y escucha atentamente las intervenciones de los distintos participantes.

«Usted estaba ahí siempre, las ha visto pasar todas, ha sido testigo», critica el diputado Morano (Podemos)

El tema estrella está resultando el de la corrupción política. La primera intervención, justificando la moción, ha sido la del diputado Ramón Espinar. Ha cargado contra las políticas populares en sanidad o educación, o fiscales, con «bajadas de impuestos a los ricos». Ha acusado a Cifuentes de «copiar punto por punto» la estrategia de Esperanza Aguirre para defenderse de la corrupción: «Ella decía que había destapado la Gürtel y usted dice que ha destapado la Lezo, pero ustedes estaban ahí siempre, las ha visto pasar todas, ha sido testigo».

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De izq. a dcha., Monedero, Iglesias, Montero y Errejón en la tribuna del público de la Asamblea
De izq. a dcha., Monedero, Iglesias, Montero y Errejón en la tribuna del público de la Asamblea- EFE

Tras su exposición de motivos, llegaba el turno de la candidata de su partido para presidir la Comunidad, Lorena Ruiz-Huerta. Pero ésta ha tenido que retrasar en casi una hora su intervención por la estrategia puesta en marcha por el PP: se ha acogido a un artículo del reglamento de la Cámara que permite a cualquier miembro del Gobierno participar en el debate en el momento que quiera. Un cambio de ritmo que ha descolocado a la oposición, provocando las protestas de Podemos y del PSOE.

Y ha sido Ángel Garrido, consejero de Presidencia, el encargado de romper la racha de insultos y acusaciones contra el PP, con una intervención que ha equilibrado la balanza de las críticas: «Acaban de retratar ustedes cuál es su espíritu democrático en esta Cámara: en una moción de censura al gobierno no quieren que intervenga el gobierno», ha ironizado.

Garrido ha comparado la moción de censura con la puesta de largo de Ruiz-Huerta, pero «pagada con dinero público»

Garrido ha definido la moción de censura como «una feria de vanidades», ha criticado la a su juicio carencia total de preparación de Ruiz-Huerta para ser presidenta de la Comunidad Autónoma, y ha comparado la moción con una «puesta de largo» de Ruiz-Huerta, que en este caso «se paga con dinero público». Son, ha recordado, la definición que el propio Ramón Espinar hizo de estas mociones -la de este jueves y la del martes contra Rajoy- hace sólo unos días.

Tras intervenir el consejero, se abre un turno de réplica -que retrasa aún más la intervención de la candidata de la moción de censura-. En él, el diputado de Podemos Jacinto Morano ha cargado nuevamente contra las irregularidades en determinados contratos que la UCO ha achacado a Cifuentes. Pilar Sánchez-Acera, por el PSOE, ha destacado la que considera una «interpretación partidista» del reglamento por parte de la presidenta de la Cámara, Paloma Adrados, por permitir la intervención de Garrido. Ciudadanos no ha intervenido en este turno, reservándose para hacerlo cuando acabe la intervención de Ruiz-Huerta.

Perritos saltando por el aro

Garrido ha sido quien ha cerrado este turno extra -el primero pero tal vez no el último que se abra en este debate, que promete ser interminable-, y lo ha hecho señalando a los diputados de Podemos en la Asamblea como «los perritos que saltan por el aro para que se entretengan los señoritos». Ha reiterado las acusaciones -el «ventilador» de la corrupción funciona a pleno rendimiento- contra dirigentes de Podemos: contra Errejón por su «beca black», contra Monedero por sus cobros de gobiernos extranjeros por supuestos informes, o contra Espinar por la venta del piso protegido que adquirió con apenas 20 años.

Un modelo productivo que se centre en las energías renovables y otras generadoras de «empleo verde»

Al filo del mediodía le ha llegado finalmente el turno a Lorena Ruiz-Huerta, que por su tono ha bajado la tensión en el ambiente, aunque no ha cejado en las críticas de corrupción al PP, partido al que ha acusado de no haber ganado «limpiamente» ninguna de las últimas campañas electorales porque «todas ellas se han financiado con dinero negro».

En su alternativa de gobierno, ha propuesto cambios en política fiscal para que «se bajen los impuestos a la mayoría social y se syuban a los que tienen más». Y un modelo productivo que se centre en las energías renovables y otras generadoras de «empleo verde», del que ha dicho que podría crear 200.000 puestos de trabajo estables de 2017 a 2020 «si se aplican las políticas adecuadas».

Ruiz-Huerta ha defendido unos servicios públicos de Sanidad y Educación sin recortes y suficientemente dotados, y ha propuesto que la Renta Mínima de Inserción -ahora, ha dicho, «invisibilizada y con una tramitación que es un laberinto»- que «de cobertura a todos los que la necesiten».

No podía faltar en este pleno las referencias al Canal de Isabel II, origen de muchos de los casos de corrupción que ahora se investigan. Ruiz-Huerta ha señalado que «el agua de Madrid ha sido para ustedes una oportunidad de negocio: sólo por lo que han hecho con el agua, merecen la reprobación de los madrileños». El Canal lo han convertido, ha concluído, «en un cocedero de chanchullos, langostas y bogavantes».

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