El petróleo, contra el ahorro y el crecimiento

Crece la preocupación en los últimos días de los ahorradores más conservadores ante la caída de la renta fija, incluso[…]

Crece la preocupación en los últimos días
de los ahorradores más conservadores ante la caída de la renta fija, incluso de
los activos con duración más corta. Al tiempo, los ahorradores de perfil más
equilibrado y agresivo, viven un escenario de fuerte volatilidad en la renta
variable con los valores bancarios en la cresta de la ola. Al margen del
anuncio del Banco Central Europeo de comenzar a estudiar la retirada definitiva
de los estímulos financieros y de los riesgos geopolíticos, gran parte de esta
situación viene marcada por la evolución del precio del petróleo desde que
Trump decidiera romper el acuerdo con Irán. No debe considerarse una casualidad
que desde entonces el precio del crudo haya superado ampliamente los 60 dólares
por barril,
nivel a partir del cual comienza a ser rentable una parte
importante de los yacimientos estadounidenses, lo que se ha traducido también
en un nuevo impulso de los mercados bursátiles del otro lado del Atlántico. En
los últimos doce meses, el Dow Jones sube casi un 20 por ciento y el Euro Stoxx
cae casi un 3 por ciento.

Europa y, particularmente, España sufren
las consecuencias de su dependencia energética y la amenaza de un menor
crecimiento. Estamos en niveles mínimos de tasa de ahorro en nuestro país y una
subida del precio del petróleo drena todavía más los recursos de los que pueden
disponer los hogares. Ello afecta a los sectores de consumo cíclico y a
empresas eléctricas y telefónicas
. Por otro lado, la subida del precio del
petróleo es una variable decisiva para el incremento de la inflación con tipos
de interés más altos, que están teniendo un efecto devastador en los activos de
renta fija adquiridos con anterioridad. Si a todo ello le añadimos una pizca de
inestabilidad italiana y europea, tendremos como resultado una situación nada
favorable para ahorradores e inversores. El problema, además, es que no hay
alternativas claras para ese patrimonio financiero en un momento en el que se
escuchan los cantos de sirena del sector inmobiliario con unos precios que
llevan dieciséis trimestres seguidos de subida ininterrumpida.

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