El Parlamento portugués tumba la ley de eutanasia
El Gobierno socialista portugués ha sufrido uno de sus más duros golpes en sus dos años y medio en el[…]
El Gobierno socialista portugués ha sufrido uno de sus más duros golpes en sus dos años y medio en el poder: la despenalización de la eutanasia fue tumbada en el Parlamento al perder el apoyo de uno de sus socios fundamentales, el Partido Comunista.
Se votaban cuatro propuestas, una de ellas abanderada por el PS de António Costa, y las cuatro acabaron en el cajón de los descartes. La socialista fracasó por 115 papeletas en contra y 110 a favor, con cuatro abstenciones.
El mismo fin tuvieron las iniciativas del Bloco de Esquerda, los verdes (PEV) y la formación denominada Personas, Animales, Naturaleza (PAN). Por tanto, la izquierda radical no fue capaz de compensar la falta de apoyos en otros ámbitos que sufrieron los socialistas
La desunión quedó patente, pues ni fueron capaces de consensuar un texto único ni, sobre todo, pudieron sobreponerse al revés obtenido desde las filas comunistas, que ya habían anunciado su oposición frontal a «la muerte inhumana consentida por el Estado», según manifestaron sus líderes.
Son las cosas de la peculiar ?geringonça? portuguesa, ya que no se trata de una coalición de izquierdas sino de un bloque que funciona solo por acuerdos puntuales. Esta vez no prosperó y el primer ministro asistió frustrado a la derrota.
Se puso de manifiesto en la Asamblea de la República que la situación en minoría parlamentaria del socialismo le hizo encallar ante su electorado, impotente al ver cómo la postura comunista coincidía con la de la Iglesia católica.
En el lado de los conservadores, algunos diputados rompieron la disciplina de voto y se decantaron a favor de despenalizar la eutanasia, pero el resultado final los dejó en evidencia ante la plana mayor del PSD, liderado por Rui Rio.
El peculiar comportamiento parlamentario característico de Portugal arrojó una sorpresa más: dos diputados socialistas dieron la nota posicionándose de manera negativa.
Lo que está claro es que la ley de eutanasia llegaba a la Rua Sao Bento herida de muerte porque el presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, proclamó sin tapujos días atrás que no promulgaría la normativa en ningún caso, incluso aunque hubiera salido adelante en la votación. Unas palabras que pesaron como una losa gracias a su llamada a la «sensatez», de acuerdo con su mensaje, que caló en la opinión pública y no pasó desapercibido para diversos políticos de distinto signo.