Dimensión de la economía mundial

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Siempre he pensado que las cifras ilustran mucho, sobre todo para poner los temas en perspectiva. Hablamos mucho de economía, pero ¿cómo es de grande la economía global? Para eso utilizaremos el famoso PIB, el Producto Interior Bruto, que mide el valor de los bienes y servicios producidos en una economía en un periodo y emplearemos como fuente el Fondo Monetario Internacional (FMI). Hay muchas maneras de comparar el tamaño, pero la más intuitiva es la que emplea los tipos de cambio de divisas, aunque tiene muchos más defensores la que utiliza la capacidad adquisitiva de estas.

La economía mundial generó prácticamente 80 billones de dólares en 2017 (79,865 para ser más exactos) y la mayor economía es la norteamericana con 19,391 billones. Todavía le queda mucho a China para alcanzar el nivel de Estados Unidos, pues su economía apenas supera los 12 billones (12,015). Pero sí es cierto que ha dejado muy atrás economías que superó no hace tanto, como es el caso de la japonesa, con un tamaño de casi 5 billones (4,87) o la alemana, con una dimensión de 3,684 billones, que conservan la tercera y la cuarta posición respectivamente. 

En la siguiente línea, formada por economías que tienen un tamaño en torno a 2,5 billones, están tres países, Reino Unido (2,63), India (2,61) y Francia (2,58), pero no por mucho tiempo. Tengamos en cuenta que India tiene más de 20 veces la población de cualquiera de las otras dos y está registrando tasas de crecimiento en el entorno al 7 por ciento, que pensamos que persistirán en el próximo lustro. 

España está en el grupo de los 16 países cuyo PIB supera el billón de dólares, pero en el puesto 14 con una dimensión de 1,31 billones y una cuota de 1,65 por ciento de la riqueza mundial.

Como comentábamos arriba, la comparación del PIB tomando tipos de cambio de las divisas no es el método más extendido, sino que hay muchos partidarios de tomar la capacidad de poder adquisitivo de las respectivas monedas y esto cambia bastante la visión. El PIB global pasa a ser de 126,69 billones y China figura la primera con un PIB de 23,16 billones, seguida de Estados Unidos con 19,39 y de India con 9,46 billones. Según este cómputo India superaría a Japón (9,45 frente a 5,43). España se mantiene en esta clasificación en una posición similar, en el 15 puesto, pero su cuota decae hasta el 1,4 por ciento del total, como la de todos los países desarrollados. 

Donde el descenso de España en la clasificaciones mundiales es notable es en términos de renta per cápita, pues ocupa el puesto 28, con 28.358 dólares por año y habitante, en un ranking liderado por muchos países europeos donde destaca Luxemburgo, con 105.863 dólares por habitante y año. Pero quizás la comparación más correcta está en los países europeos referencia de España, tales como Alemania (44.769), Francia (39.932), Reino Unido ((39.800) e Italia (31.996). 

En las últimas décadas, España ha mantenido los avances logrados en las primeras décadas de la segunda parte del siglo XX, pero no ha continuado el proceso de cierre de las diferencias con los países en cabeza a nivel mundial. Y este estancamiento tiene dos explicaciones. 

La primera, con un gran peso, es la diferencia en las tasas de paro españolas y la de las economías preponderantes a nivel mundial. Pensemos que en la última gran crisis la excepción fue la de los países que superaron la cota del 10 por ciento; pues bien, en España la tasa superó en el peor momento de la crisis el 26 por ciento, estando ahora ligeramente por debajo del 15 por ciento. Una vía absolutamente necesaria es reformar el mercado laboral para que las tasas de desempleo sean homologables con la de los países de nuestro entorno.

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La segunda está relacionada con la productividad de la fuerza laboral. Y en este punto hay que actuar por dos vías. La primera vía es la de incrementar la productividad de los propios empleados, algo que solo se consigue por medio de una educación de mayor calidad; en este aspecto los datos índice de España, tales como la encuesta PISA de la OCDE o la tasa de abandono escolar, comparan muy desfavorablemente con otros países. Y la segunda vía es un enfoque hacia la productividad de todo el aparato productivo, incluidas las administraciones públicas, evitando actuaciones que directamente la destruyen. Evitemos lo que a veces retribuye la política, pero que la economía inexorablemente castiga.

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